
Uruguay es el país más racista de todo el mundo", dijo el ex diputado británico George Gallaway. El político terciaba en la polémica suscitada a raíz del comentario del jugador de la selección uruguaya Luis Suárez, quien fue acusado de proferir insultos racistas al jugador francés, Patrice Evra, en un partido entre Liverpool y Manchester United.
Aunque la mayoría de los consultados para este informe rechazan una noción tan concluyente, de todas formas reconocen la discriminación económica, social y cultural a la que se ven sometidos los afrodescendientes uruguayos. Para algunos, además, es algo que ha ido en aumento. De acuerdo a Orlando Rivero, integrante de la ONG Asamblea Afrodescendiente, 2011 estuvo "inundado" de denuncias por casos de racismo. Justo este año, además, que fue elegido por la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas como el "Año Internacional de la Afrodescendencia".
En el último informe sobre consumo y comportamiento cultural (2009), una leve mayoría a nivel nacional, 52%, respondió con un "Sí" a la pregunta: "¿Los uruguayos somos racistas?". Ese guarismo aumenta del interior a Montevideo. Casi el 62% de los montevideanos está de acuerdo con la afirmación de que somos racistas según ese mismo estudio.
El embajador itinerante Romero Rodríguez, representante de la colectividad afrodescendiente en el Poder Ejecutivo, dijo a Qué Pasa que Uruguay está tomando las medidas necesarias para borrar los vestigios del racismo admitido por la mayoría, per "que este es un asunto uruguayo" que no admite la intrusión de un político inglés.
Además -agregó- habría que ver cuáles son las credenciales morales que puede exhibir un representante político inglés para hablar sobre el racismo de otros países. Más allá de lo complicado que es medir el grado de racismo y el reconocimiento sobre el trato que se le dispensa a un afrodescendiente, lo cierto es que en Uruguay se han tomado muy pocas medidas en contra del racismo, sea éste latente o explícito.
Existe una ley en contra de la discriminación desde 2001 pero como dice Javier Miranda, jerarca de la Dirección de Derechos Humanos del Ministerio de Educación y Cultura, ésta nunca ha sido aplicada. "Que yo sepa, nunca fue aplicada aunque sí ha habido denuncias", dice. Además, Miranda promete campañas para concientizar a la sociedad.
A 10 años de la promulgación de la ley, dos estudios académicos dieron cuenta de la discriminación económica y social de la sociedad uruguaya: los afrodescendientes ganan, en los estratos más altos de remuneración, hasta un 80% menos que sus colegas no-afro. En las escalas inferiores, la diferencia es, en promedio, un 20%.
Y en cuanto a la oportunidad de ascender de una clase o categoría a otra en base a la educación, también los afrodescendientes salen mal parados en comparación con los ciudadanos no-afro. Cuando concluyan la asistencia a centros educativos, los alumnos o estudiantes afrodescendientes tendrán en promedio dos años menos de estudios que los blancos. Los estudios fueron realizados por las economistas e investigadoras Marisa Bucheli, Graciela Sanromán y Cecilia González y fueron citados en su momento por El País en el suplemento Economía y Mercado.
Por otro lado, como señala Beatriz Ramírez del Instituto Nacional de las Mujeres, los afrodescendientes son -siempre- más pobres. Por cada blanco pobre, hay dos negros pobres. Y por cada indigente blanco, tres indigentes afro. Las investigaciones y los datos mencionados dan cuenta del racismo "estructural" de la sociedad uruguaya, de acuerdo a Romero Rodríguez.
CULTURA. Sin embargo, el incidente que disparó la polémica -el supuesto insulto de un jugador a otro, de un blanco a un negro- está inscrito en el campo cultural. Es en el trato entre integrantes de una misma sociedad que debe entenderse dicho conflicto. "Hay diferencias entre el racismo anglosajón y el iberoamericano", señala Rodríguez. El racismo que predomina en el hemisferio norte es "institucional" y recuerda las políticas del apartheid sudafricano y del sur de Estados Unidos. En tanto que el racismo que se ha desarrollado en América Latina tiene más que ver con la cultura. El racismo en Uruguay y en otros países de América Latina no necesitó de leyes ni mecanismos institucionales. En ese sentido, se desarrolló con mayor "naturalidad". Y una vez que la esclavitud se abolió oficialmente.
El enfrentamiento entre dos personas con marcos culturales diferentes -uno del hemisferio sur y otro del norte- explica esas diferencias. "Plantear las cosas como `los uruguayos somos racistas` no es útil. Los uruguayos carecemos de conocimientos sobre nuestra propia diversidad cultural".
Orlando Rivero es parte de Asamblea Afrodescendiente, una de las organizaciones que promueve y defiende los derechos de una minoría que según quién se consulte ronda el 10% de la población.
Para él, como para Rodríguez, la sociedad uruguaya reaccionó abroquelándose en defensa de un compatriota y no reflexionó acerca de lo que significó el incidente. "Es grave, en primer lugar, negar que haya racismo, como he visto en multitud de comentarios que se hacen a partir de las notas publicadas luego del incidente. Entiendo que no se pueden sacar conclusiones a partir de los foros, pero es un termómetro".
Pero tanto más grave, en su opinión, es la minimización del racismo una vez que se comprueba. Eso hace que no se tome en cuenta algo que debe contemplarse en las relaciones entre una mayoría de ascendencia europea y otra que desciende de África subsahariana: la "subjetividad".
Si la persona afectada entiende que lo "negrearon", si se sintió humillada, eso debe influir en la valoración de si el comentario fue racista o no. Además, recuerda varios ejemplos de denuncias por discriminación y racismo en la agenda en lo que va de este año hubo casos presentados ante el Parlamento, ante la Comisión Honoraria contra el Racismo y la Discriminación del MEC, ante la misma ONU y ante el sistema penal ordinario. En su opinión y con los ejemplos que ennumera, no es casualidad que en el Año Internacional de la Afrodescendencia el Poder Ejecutivo haya creado el cargo de embajador itinerante para tratar con estos temas.
Ante una situación en la que existe un consenso, las medidas propuestas para erradicar las huellas de muchos años de discriminación comprenden tres grandes áreas: discriminación positiva, educación y sensibilización pública.
En el primer punto -cuotas de puestos laborales, cupos reservados en diferentes instituciones educativas, por ejemplo- hay visiones que difieren hacia adentro de la colectividad afro. Rodríguez está a favor y explica que es un reclamo de la colectividad que se viene efectuando desde hace años. El propio presidente José Mujica anunció el domingo en el Encuentro Iberoamericano del Año Internacional de las Personas Afrodescendientes en Brasil, que el Estado uruguayo reservará uno de cada 10 puestos a "personas afrodescendientes con demostrada idoneidad".
Rivero, por su lado, preferiría que hubiese reparación en vez de discriminación positiva. Para él, lo que se debería intentar es conseguir que el y el blanco tengan las mismas oportunidades. Pero sí dice que el Estado debe reparar a la colectividad.
La educación, por su parte, es invocada en este caso también como una parte de la solución. Aunque algunos activistas sostienen que incluso las personas con instrucción elevada pueden expresarse con connotaciones racistas -y citan el discutido ejemplo del ex ministro Ignacio de Posadas y su frase "esto es una merienda de negros", al referirse al supuesto caos en el debate educativo hace cuatro años- nadie desconoce la importancia de la pedagogía para eliminar las nociones racistas o discriminatorias.
Y más allá de que representantes políticos como Ramírez dicen no ser partidarios de prohibir completamente el uso del vocablo "negro", sí sostiene que los medios masivos de comunicación podrían contribuir en mayor medida. "A ver, personalmente no me ofende que un amigo me diga `negro`. Por ahí no es lo que más me gusta que me digan, pero dicho en un contexto de amistad, no me hiere. Pero sería un paso importante que en los medios dejaran de referirse a Ruben Rada como el `Negro` Rada. O a Obdulio Varela como el `Negro` Jefe". Son ejemplos de cosas chicas pero que pueden ayudar".
Siendo el fútbol un espacio colectivo tan importante para la sociedad uruguaya -y uno de los espacios más abiertos para personas afrodescendientes- son varios los que se preguntan si no habría que apostar más recursos a crear conciencia en ese ámbito. Qué Pasa llamó al presidente de la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF) Sebastián Bauzá pero no pudo ubicarlo. El secretario ejecutivo de la AUF -y ex Director Nacional de Deportes- Fernando Cáceres aclaró que no hablaba en nombre de la asociación pero afirmó que en Europa se ha luchado con bastante éxito contra la violencia en el fútbol, pero que esa violencia física ha sido en parte sustituida por expresiones racistas y xenófobas, que también deben ser atacadas.
Sin embargo, agregó, que lo que ocurrió en Inglaterra no es un fenómeno exclusivo de ese país y que acá también deben pensarse en medidas que contribuyan a disminuir las expresiones que denoten o expongan puntos de vista racistas. "Lejos de mirarlo con indiferencia, hay que enfrentarlo con rigor y seriedad, tanto allá como acá".
Los jugadores consultados (ver recuadro) dieron una visión menos alarmante de lo que ocurre adentro de una cancha, aunque Oscar J. Morales destacó que su hijo en alguna oportunidad se ha sentido denigrado por su color de piel en algún partido.
Romero Rodríguez, en tanto, cuenta que más allá de la pasión futbolera, "los insultos duelen. Y duelen más cuando es imposible escapar de ellos. La piel no se cambia".
Una mirada cultural
Actualmente hay dos exhibiciones en el local de la Dirección de Cultura del MEC sobre esta temática: Ciclo Afro aborda la situación nacional como la de misiones de paz en Congo.
10%
de la población uruguaya, aproximadamente, tiene ascendencia africana, de acuerdo al INE.
OSCAR J. MORALES
Cerro
Puede haber habido cánticos en contra de mi condición, pero no los registré. Una vez, jugando en España, sí se detuvo el partido por insultos racistas de la tribuna. En el mano a mano, ningún adversario me trató así`.
RICHARD MORALES
Retirado
Hay diferencias entre usar `negro` en Uruguay y otros países. Acá tiene una connotación que a veces es positiva. Si hay confianza y cariño, si conozco a la otra persona, no me afecta. Pero si no, me puede llegar a herir mucho`.
RICHARD MARCADO
Wanderers (jugador ecuatoriano)
En la cancha me pueden decir lo que quieran. Afuera no. Ahí me peleo. En Ecuador es igual que acá: en la cancha, no me afecta. Afuera no lo tolero. Yo no insulto a nadie para que nadie me insulte a mí`.
La deuda histórica
Una vez abolida la esclavitud, el ex propietario del esclavo, que hasta entonces había sido cosificado, un objeto que se vendía, compraba o mataba, fue indemnizado. El "liberto", como se les llamó a los afrodescendientes cuando dejaron de ser esclavos, no.
Eso es parte de la deuda histórica que muchos Estados mantienen con las colectividades afrodescendientes en América Latina, Uruguay incluido. Eso es lo que señala Romero Rodríguez, actual embajador itinerante en temas de la colectividad.
El Estado uruguayo, añade, nunca admitió formalmente que en este país se usó fuerza laboral gratuita, que se cosificó a seres humanos y que, cuando el propietario lo consideró necesario, se los mató. Tampoco hubo ningún tipo de compensación por dicho trato, señala Orlando Rivero, de Asamblea Afrodescendiente.
En parte, dice, eso se debe a que la cuestión racial no forma parte de las prioridades de ninguna agrupación política: no figura en el programa de ningún partido contemplar la situación social, política y económica de los afrodescendientes. "La comunidad negra no tienen el beneficio de la ayuda de nadie. Todo lo referido a la mejorar la calidad de vida recae en ellos, y si a eso le sumamos que la participación política es escasa, el problema es mayor".
Aunque la mayoría de los consultados para este informe rechazan una noción tan concluyente, de todas formas reconocen la discriminación económica, social y cultural a la que se ven sometidos los afrodescendientes uruguayos. Para algunos, además, es algo que ha ido en aumento. De acuerdo a Orlando Rivero, integrante de la ONG Asamblea Afrodescendiente, 2011 estuvo "inundado" de denuncias por casos de racismo. Justo este año, además, que fue elegido por la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas como el "Año Internacional de la Afrodescendencia".
En el último informe sobre consumo y comportamiento cultural (2009), una leve mayoría a nivel nacional, 52%, respondió con un "Sí" a la pregunta: "¿Los uruguayos somos racistas?". Ese guarismo aumenta del interior a Montevideo. Casi el 62% de los montevideanos está de acuerdo con la afirmación de que somos racistas según ese mismo estudio.
El embajador itinerante Romero Rodríguez, representante de la colectividad afrodescendiente en el Poder Ejecutivo, dijo a Qué Pasa que Uruguay está tomando las medidas necesarias para borrar los vestigios del racismo admitido por la mayoría, per "que este es un asunto uruguayo" que no admite la intrusión de un político inglés.
Además -agregó- habría que ver cuáles son las credenciales morales que puede exhibir un representante político inglés para hablar sobre el racismo de otros países. Más allá de lo complicado que es medir el grado de racismo y el reconocimiento sobre el trato que se le dispensa a un afrodescendiente, lo cierto es que en Uruguay se han tomado muy pocas medidas en contra del racismo, sea éste latente o explícito.
Existe una ley en contra de la discriminación desde 2001 pero como dice Javier Miranda, jerarca de la Dirección de Derechos Humanos del Ministerio de Educación y Cultura, ésta nunca ha sido aplicada. "Que yo sepa, nunca fue aplicada aunque sí ha habido denuncias", dice. Además, Miranda promete campañas para concientizar a la sociedad.
A 10 años de la promulgación de la ley, dos estudios académicos dieron cuenta de la discriminación económica y social de la sociedad uruguaya: los afrodescendientes ganan, en los estratos más altos de remuneración, hasta un 80% menos que sus colegas no-afro. En las escalas inferiores, la diferencia es, en promedio, un 20%.
Y en cuanto a la oportunidad de ascender de una clase o categoría a otra en base a la educación, también los afrodescendientes salen mal parados en comparación con los ciudadanos no-afro. Cuando concluyan la asistencia a centros educativos, los alumnos o estudiantes afrodescendientes tendrán en promedio dos años menos de estudios que los blancos. Los estudios fueron realizados por las economistas e investigadoras Marisa Bucheli, Graciela Sanromán y Cecilia González y fueron citados en su momento por El País en el suplemento Economía y Mercado.
Por otro lado, como señala Beatriz Ramírez del Instituto Nacional de las Mujeres, los afrodescendientes son -siempre- más pobres. Por cada blanco pobre, hay dos negros pobres. Y por cada indigente blanco, tres indigentes afro. Las investigaciones y los datos mencionados dan cuenta del racismo "estructural" de la sociedad uruguaya, de acuerdo a Romero Rodríguez.
CULTURA. Sin embargo, el incidente que disparó la polémica -el supuesto insulto de un jugador a otro, de un blanco a un negro- está inscrito en el campo cultural. Es en el trato entre integrantes de una misma sociedad que debe entenderse dicho conflicto. "Hay diferencias entre el racismo anglosajón y el iberoamericano", señala Rodríguez. El racismo que predomina en el hemisferio norte es "institucional" y recuerda las políticas del apartheid sudafricano y del sur de Estados Unidos. En tanto que el racismo que se ha desarrollado en América Latina tiene más que ver con la cultura. El racismo en Uruguay y en otros países de América Latina no necesitó de leyes ni mecanismos institucionales. En ese sentido, se desarrolló con mayor "naturalidad". Y una vez que la esclavitud se abolió oficialmente.
El enfrentamiento entre dos personas con marcos culturales diferentes -uno del hemisferio sur y otro del norte- explica esas diferencias. "Plantear las cosas como `los uruguayos somos racistas` no es útil. Los uruguayos carecemos de conocimientos sobre nuestra propia diversidad cultural".
Orlando Rivero es parte de Asamblea Afrodescendiente, una de las organizaciones que promueve y defiende los derechos de una minoría que según quién se consulte ronda el 10% de la población.
Para él, como para Rodríguez, la sociedad uruguaya reaccionó abroquelándose en defensa de un compatriota y no reflexionó acerca de lo que significó el incidente. "Es grave, en primer lugar, negar que haya racismo, como he visto en multitud de comentarios que se hacen a partir de las notas publicadas luego del incidente. Entiendo que no se pueden sacar conclusiones a partir de los foros, pero es un termómetro".
Pero tanto más grave, en su opinión, es la minimización del racismo una vez que se comprueba. Eso hace que no se tome en cuenta algo que debe contemplarse en las relaciones entre una mayoría de ascendencia europea y otra que desciende de África subsahariana: la "subjetividad".
Si la persona afectada entiende que lo "negrearon", si se sintió humillada, eso debe influir en la valoración de si el comentario fue racista o no. Además, recuerda varios ejemplos de denuncias por discriminación y racismo en la agenda en lo que va de este año hubo casos presentados ante el Parlamento, ante la Comisión Honoraria contra el Racismo y la Discriminación del MEC, ante la misma ONU y ante el sistema penal ordinario. En su opinión y con los ejemplos que ennumera, no es casualidad que en el Año Internacional de la Afrodescendencia el Poder Ejecutivo haya creado el cargo de embajador itinerante para tratar con estos temas.
Ante una situación en la que existe un consenso, las medidas propuestas para erradicar las huellas de muchos años de discriminación comprenden tres grandes áreas: discriminación positiva, educación y sensibilización pública.
En el primer punto -cuotas de puestos laborales, cupos reservados en diferentes instituciones educativas, por ejemplo- hay visiones que difieren hacia adentro de la colectividad afro. Rodríguez está a favor y explica que es un reclamo de la colectividad que se viene efectuando desde hace años. El propio presidente José Mujica anunció el domingo en el Encuentro Iberoamericano del Año Internacional de las Personas Afrodescendientes en Brasil, que el Estado uruguayo reservará uno de cada 10 puestos a "personas afrodescendientes con demostrada idoneidad".
Rivero, por su lado, preferiría que hubiese reparación en vez de discriminación positiva. Para él, lo que se debería intentar es conseguir que el y el blanco tengan las mismas oportunidades. Pero sí dice que el Estado debe reparar a la colectividad.
La educación, por su parte, es invocada en este caso también como una parte de la solución. Aunque algunos activistas sostienen que incluso las personas con instrucción elevada pueden expresarse con connotaciones racistas -y citan el discutido ejemplo del ex ministro Ignacio de Posadas y su frase "esto es una merienda de negros", al referirse al supuesto caos en el debate educativo hace cuatro años- nadie desconoce la importancia de la pedagogía para eliminar las nociones racistas o discriminatorias.
Y más allá de que representantes políticos como Ramírez dicen no ser partidarios de prohibir completamente el uso del vocablo "negro", sí sostiene que los medios masivos de comunicación podrían contribuir en mayor medida. "A ver, personalmente no me ofende que un amigo me diga `negro`. Por ahí no es lo que más me gusta que me digan, pero dicho en un contexto de amistad, no me hiere. Pero sería un paso importante que en los medios dejaran de referirse a Ruben Rada como el `Negro` Rada. O a Obdulio Varela como el `Negro` Jefe". Son ejemplos de cosas chicas pero que pueden ayudar".
Siendo el fútbol un espacio colectivo tan importante para la sociedad uruguaya -y uno de los espacios más abiertos para personas afrodescendientes- son varios los que se preguntan si no habría que apostar más recursos a crear conciencia en ese ámbito. Qué Pasa llamó al presidente de la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF) Sebastián Bauzá pero no pudo ubicarlo. El secretario ejecutivo de la AUF -y ex Director Nacional de Deportes- Fernando Cáceres aclaró que no hablaba en nombre de la asociación pero afirmó que en Europa se ha luchado con bastante éxito contra la violencia en el fútbol, pero que esa violencia física ha sido en parte sustituida por expresiones racistas y xenófobas, que también deben ser atacadas.
Sin embargo, agregó, que lo que ocurrió en Inglaterra no es un fenómeno exclusivo de ese país y que acá también deben pensarse en medidas que contribuyan a disminuir las expresiones que denoten o expongan puntos de vista racistas. "Lejos de mirarlo con indiferencia, hay que enfrentarlo con rigor y seriedad, tanto allá como acá".
Los jugadores consultados (ver recuadro) dieron una visión menos alarmante de lo que ocurre adentro de una cancha, aunque Oscar J. Morales destacó que su hijo en alguna oportunidad se ha sentido denigrado por su color de piel en algún partido.
Romero Rodríguez, en tanto, cuenta que más allá de la pasión futbolera, "los insultos duelen. Y duelen más cuando es imposible escapar de ellos. La piel no se cambia".
Una mirada cultural
Actualmente hay dos exhibiciones en el local de la Dirección de Cultura del MEC sobre esta temática: Ciclo Afro aborda la situación nacional como la de misiones de paz en Congo.
10%
de la población uruguaya, aproximadamente, tiene ascendencia africana, de acuerdo al INE.
OSCAR J. MORALES
Cerro
Puede haber habido cánticos en contra de mi condición, pero no los registré. Una vez, jugando en España, sí se detuvo el partido por insultos racistas de la tribuna. En el mano a mano, ningún adversario me trató así`.
RICHARD MORALES
Retirado
Hay diferencias entre usar `negro` en Uruguay y otros países. Acá tiene una connotación que a veces es positiva. Si hay confianza y cariño, si conozco a la otra persona, no me afecta. Pero si no, me puede llegar a herir mucho`.
RICHARD MARCADO
Wanderers (jugador ecuatoriano)
En la cancha me pueden decir lo que quieran. Afuera no. Ahí me peleo. En Ecuador es igual que acá: en la cancha, no me afecta. Afuera no lo tolero. Yo no insulto a nadie para que nadie me insulte a mí`.
La deuda histórica
Una vez abolida la esclavitud, el ex propietario del esclavo, que hasta entonces había sido cosificado, un objeto que se vendía, compraba o mataba, fue indemnizado. El "liberto", como se les llamó a los afrodescendientes cuando dejaron de ser esclavos, no.
Eso es parte de la deuda histórica que muchos Estados mantienen con las colectividades afrodescendientes en América Latina, Uruguay incluido. Eso es lo que señala Romero Rodríguez, actual embajador itinerante en temas de la colectividad.
El Estado uruguayo, añade, nunca admitió formalmente que en este país se usó fuerza laboral gratuita, que se cosificó a seres humanos y que, cuando el propietario lo consideró necesario, se los mató. Tampoco hubo ningún tipo de compensación por dicho trato, señala Orlando Rivero, de Asamblea Afrodescendiente.
En parte, dice, eso se debe a que la cuestión racial no forma parte de las prioridades de ninguna agrupación política: no figura en el programa de ningún partido contemplar la situación social, política y económica de los afrodescendientes. "La comunidad negra no tienen el beneficio de la ayuda de nadie. Todo lo referido a la mejorar la calidad de vida recae en ellos, y si a eso le sumamos que la participación política es escasa, el problema es mayor".

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