fabulosa imagen que dejó el equipo en Rio de Janeiro, inevitablemente, le abre paso a las mejores sensaciones. Haber ganado en Brasil es una invitación a las mayores ilusiones coperas. Por eso, para los hinchas de Nacional, es imposible no dejarse seducir por esos rayos de sol que ahora sí parecen iluminar el camino hacia la búsqueda de un sueño largamente postergado.
El equipo de Marcelo Gallardo dio un paso grande, de esos que alimentan las esperanzas. Sobre todo porque apareció el ritmo de juego que su entrenador reclama, porque se vio la intensidad que se precisa para imponer respeto en cualquier cancha y porque se jugó al fútbol, en lugar de colgarse del travesaño.
Ahora bien, ese Nacional que le pegó flor de cachetazo al Vasco da Gama precisa confirmar la victoria y para hacerlo tiene que demostrar que su fortaleza (léase el Parque Central) es una especie de caldera del diablo, de la que difícilmente se puedan robar puntos los adversarios.
Y, en este caso, se trata de una contienda diferente, de la que no solo dependerá la velocidad de juego que quiera imprimir el elenco tricolor. La característica que lo hará al juego muy distinto es el tema del espacio que habrá en el campo de juego para triangular y sorprender.
A diferencia de lo que sucedió en Sao Januario, donde Vasco adoptó la fiel postura brasileña y concedió -en una cancha muy ancha- el terreno adecuado para que tanto Tabaré Viudez como Vicente Sánchez se lucieran en el mano a mano, hoy Nacional tendrá que fabricar las grietas.
Libertad, de la aguerrida escuela paraguaya, se plantará en el campo de juego con vieja y querida fórmula del visitante. Sin resignar la posibilidad del ataque, porque ya dieron claras muestras de que son muy buenos cuando cambian el paso para enfilar hacia el arco rival (se los vio aquí mismo en Montevideo), los tricolores se encontrarán contra hombres que cubrirán más terreno y que tratará por todos los medios de generar nervios y de entorpecer los caminos para que no se produzca una generación de juego y un avance fluido de los mediocampistas.
Anticipándose a lo que se puede dar en el cotejo, es que Marcelo Gallardo optó por darle al su media zona una integración diferente. Y, sobre todo, una estructura nueva con un jugador que sea capaz de burlar las murallas defensivas.
Ese papel le sienta muy bien a Marcos Aguirre como a Álvaro Recoba, aunque el argentino sacó ventaja por su condición física.
Con un jugador que meta pases profundos, que sepa leer el juego y mandar el balón a los espacios vacíos para que el delantero llegue con ventaja, Gallardo pretende conseguir más agresividad y mucha penetración. Armas determinantes para sacar ventaja.
Esa decisión, además, no hace otra cosa que confirmar que se espera un partido más cerrado. Con mayores dificultades para moverse en el campo de juego.
Igual, será preciso que los jugadores tricolores repitan mucho de lo que hicieron en su visita a Brasil, especialmente en lo que tiene que ver con la presión en la salida del rival y la intensidad en el juego.
Si la productividad se mantiene en esos aspectos y vuelve a brillar el buen pie de muchos de sus futbolistas, se dará otro paso clave para que ese sol que comenzó a salir sea cada vez más radiante.
La defensa. Ojo, a no olvidar que también fue de alto vuelo el trabajo que tuvo la defensa tricolor en Brasil, porque la concentración con la que se jugó impidió que, por ejemplo, Leonardo Burián tuviese demasiado trabajo.
Sin ignorar tampoco, que al momento de ser llamado a intervenir, el "Cachorro" le confirmó al gerente deportivo Daniel Enríquez y al técnico Marcelo Gallardo que tenían mucha razón en haberle concedido el voto de confianza para que se quedara con el arco que dejó Rodrigo Muñoz.
Ficha del partido:
Nacional: Burián; Núñez, Scotti, Rolín, Placente; Damonte, Calzada, Cabrera, Aguirre; Viudez, Sánchez. DT: Marcelo Gallardo.
Libertad: Muñoz; Bonet, Benegas, Bizera, Samudio; Gamarra, Cáceres, Aquino, Civelli; Santana, Velázquez. DT: Jorge Burruchaga.
Hora: 20:15.
Estadio: Parque Central.
Árbitros: Saúl Laverni (Argentina), Rossi y Uziga.
El equipo de Marcelo Gallardo dio un paso grande, de esos que alimentan las esperanzas. Sobre todo porque apareció el ritmo de juego que su entrenador reclama, porque se vio la intensidad que se precisa para imponer respeto en cualquier cancha y porque se jugó al fútbol, en lugar de colgarse del travesaño.
Ahora bien, ese Nacional que le pegó flor de cachetazo al Vasco da Gama precisa confirmar la victoria y para hacerlo tiene que demostrar que su fortaleza (léase el Parque Central) es una especie de caldera del diablo, de la que difícilmente se puedan robar puntos los adversarios.
Y, en este caso, se trata de una contienda diferente, de la que no solo dependerá la velocidad de juego que quiera imprimir el elenco tricolor. La característica que lo hará al juego muy distinto es el tema del espacio que habrá en el campo de juego para triangular y sorprender.
A diferencia de lo que sucedió en Sao Januario, donde Vasco adoptó la fiel postura brasileña y concedió -en una cancha muy ancha- el terreno adecuado para que tanto Tabaré Viudez como Vicente Sánchez se lucieran en el mano a mano, hoy Nacional tendrá que fabricar las grietas.
Libertad, de la aguerrida escuela paraguaya, se plantará en el campo de juego con vieja y querida fórmula del visitante. Sin resignar la posibilidad del ataque, porque ya dieron claras muestras de que son muy buenos cuando cambian el paso para enfilar hacia el arco rival (se los vio aquí mismo en Montevideo), los tricolores se encontrarán contra hombres que cubrirán más terreno y que tratará por todos los medios de generar nervios y de entorpecer los caminos para que no se produzca una generación de juego y un avance fluido de los mediocampistas.
Anticipándose a lo que se puede dar en el cotejo, es que Marcelo Gallardo optó por darle al su media zona una integración diferente. Y, sobre todo, una estructura nueva con un jugador que sea capaz de burlar las murallas defensivas.
Ese papel le sienta muy bien a Marcos Aguirre como a Álvaro Recoba, aunque el argentino sacó ventaja por su condición física.
Con un jugador que meta pases profundos, que sepa leer el juego y mandar el balón a los espacios vacíos para que el delantero llegue con ventaja, Gallardo pretende conseguir más agresividad y mucha penetración. Armas determinantes para sacar ventaja.
Esa decisión, además, no hace otra cosa que confirmar que se espera un partido más cerrado. Con mayores dificultades para moverse en el campo de juego.
Igual, será preciso que los jugadores tricolores repitan mucho de lo que hicieron en su visita a Brasil, especialmente en lo que tiene que ver con la presión en la salida del rival y la intensidad en el juego.
Si la productividad se mantiene en esos aspectos y vuelve a brillar el buen pie de muchos de sus futbolistas, se dará otro paso clave para que ese sol que comenzó a salir sea cada vez más radiante.
La defensa. Ojo, a no olvidar que también fue de alto vuelo el trabajo que tuvo la defensa tricolor en Brasil, porque la concentración con la que se jugó impidió que, por ejemplo, Leonardo Burián tuviese demasiado trabajo.
Sin ignorar tampoco, que al momento de ser llamado a intervenir, el "Cachorro" le confirmó al gerente deportivo Daniel Enríquez y al técnico Marcelo Gallardo que tenían mucha razón en haberle concedido el voto de confianza para que se quedara con el arco que dejó Rodrigo Muñoz.
Ficha del partido:
Nacional: Burián; Núñez, Scotti, Rolín, Placente; Damonte, Calzada, Cabrera, Aguirre; Viudez, Sánchez. DT: Marcelo Gallardo.
Libertad: Muñoz; Bonet, Benegas, Bizera, Samudio; Gamarra, Cáceres, Aquino, Civelli; Santana, Velázquez. DT: Jorge Burruchaga.
Hora: 20:15.
Estadio: Parque Central.
Árbitros: Saúl Laverni (Argentina), Rossi y Uziga.
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