Sobre fines de abril se realizó el Seminario "Buenos tiempos para el negocio ovino", en el marco del Plan Estratégico impulsado por el SUL. En la actividad participó un muy abundante público, evidenciándose que los buenos tiempos han llegado. Hubo tres bloques temáticos centrales, en los que se trataron las perspectivas de los mercados (lanero y cárnico), y finalmente un panel de productores que contaron, sintéticamente, lo que hacen.
En primera instancia el Ing. Agr. Roberto Cardellino, de Delta Consultores, destacó las oportunidades que tiene la lana a nivel mundial. Los stocks ovinos y consecuentemente la disponibilidad de lana han venido bajando sistemáticamente en los últimos 20 años, por lo que un producto natural apetecido por la demanda tiene un escenario optimista de cara al futuro, con más semejanzas con el cashmere (seda de cabra muy escasa y valorada) que con un commodity. Cardellino subrayó algunas precisiones: la tendencia estructural de los consumidores es a lanas finas que generen telas y prendas más livianas, y que no piquen, y que además puedan ser usadas contra la piel y en varias estaciones. La oferta de este tipo de lanas (menos de 24,5 micras) es la que más ha bajado a nivel mundial respecto a las lanas medias (24,6 a 32,5 micras) y gruesas (más de 32,5), debido a la tendencia por ovejas de carne en el stock ovino mundial.
El segundo conferencista fue el Ing. Agr. Jorge Acosta, del INAC, quien destacó el excelente momento de la carne ovina y sus principales desafíos. En términos de mercado mundial, Acosta dijo que "los pronósticos realizados hace muchos años se están concretando respecto a que la demanda mundial de carnes crecerá a un 2-3% acumulativo anual y se concretará en los países en desarrollo".
Acerca de Uruguay, el analista mencionó que "continúan los ajustes a la baja en el stock ovino y es prematuro aventurar una trayectoria de mediano plazo, a pesar de que existen perspectivas auspiciosas a nivel de mercado".
Ha habido una importante diversificación de los mercados externos, con un fuerte ingreso de los países árabes. Entre los principales desafíos para el rubro, Acosta resaltó que "un crecimiento sustentable de las exportaciones radica en cambios que permitan un crecimiento de la extracción".
El productor y la toma de decisiones
El tercer bloque del Seminario fue, a nuestro juicio, el punto fuerte del evento. No porque las proyecciones de mercado realizadas por los mencionados especialistas no fueran interesantes –al contrario–, sino porque en sus pronósticos centrales no hubo mayor novedad. Algo similar corresponde a los aportes de los panelistas que representaron al sector industrial, tanto el lanero como el cárnico.
¿Alguien duda de que la industria topista uruguaya es una de las más competitivas del mundo? ¿O que el actual momento de la industria cárnica en el país presenta una gran oportunidad para el desarrollo de la cadena cárnica ovina?
Existe un sector industrial innovador en ambos rubros, con una potencialidad innegable para el crecimiento del sector. Pero en nuestra opinión el escollo es la competitividad primaria, del productor ovejero, que desde hace unos cuantos años viene perdiendo interés en el rubro y se desprende de sus ovejas. Por eso entendemos medular la visión de los productores expositores e intentaremos sacar conclusiones al respecto.
De hecho, ambos conferencistas centrales hicieron hincapié en este tema. Cardellino inició su presentación hablando de la "racionalidad económica de los productores", en el entendido de que los menores retornos económicos de la producción de lana respecto a otros rubros ha sido la principal causa del descenso del stock. En esta tendencia mundial, Cardellino resaltó que en general ha habido un cambio a favor de la producción de carne y dudas sobre el futuro de la lana.
Por su parte, Jorge Acosta señaló que "el sector debe afinar la visión de futuro que le permita, simultáneamente, aprovechar los buenos momentos del negocio –en relación a rubros alternativos–, pero haciéndolo sustentable sobre la base de decisiones que toman miles de productores". Es, en definitiva, lo que pasa por la cabeza de los más de 20 mil productores ovejeros lo que definirá el futuro del rubro en nuestro país.
Los rumbos tomados
Los productores participantes fueron Federico García Piñeyrúa (Paysandú), Alberto Bozzo (Salto), Felipe Fuentes (Flores), Ricardo Pereda (Tacuarembó) y Fabián Umpiérrez (Durazno), representando distintos sistemas productivos, en función de los diversos ambientes de producción donde se desarrollan.
De todas formas, hay ejes comunes que en forma sintética intentaremos describir, ya que creemos que son los rasgos distintivos en los que se basa el éxito del negocio ovino en dichos emprendimientos.
• Importancia de la carne ovina
Todos los productores hacen corderos pesados e indicaron como objetivo de sus empresas la mejora de este negocio. Incluso el sistema lanero más especializado (Merino Fino en Salto), ubicado en los campos de menos recursos (IC 65), tiene una proporción de ingresos muy importantes por parte de la carne.
• Objetivo lana fina
A excepción del predio invernador, que no destacó interés por la lana, en todos los demás casos el objetivo es lana fina. Merino Fino y absorción de Corriedale por Merino Dohne son los caminos genéticos seleccionados.
• Asignación de recursos forrajeros en sistemas mixtos
Todos comparten los sistemas de producción con vacunos y destacaron la asignación de buenos recursos forrajeros y/o suplementación con granos a los ovinos. No ubican a la oveja en el peor potrero, ya que en comparación con el vacuno obtienen buenos márgenes económicos y actúan en consecuencia.
• Manejo empresarial, gestión del trabajo
El negocio como empresa, la simplificación del trabajo para que sea eficiente mediante herramientas que están disponibles, y sobre todo la cuantificación real de lo que genera el ovino en relación a otros rubros, son elementos básicos en la toma de decisiones. No solo el aporte económico directo sino también aspectos de complementariedad, manejo del riesgo, etc., que también hacen a los resultados de la empresa.
Las presentaciones completas de cada productor se encuentran disponibles en la pá-gina web del SUL (www.sul.org.uy).
La carne en primera línea
No alcanza, entonces, con señalar que los precios de la lana y la carne se mantendrán firmes o continuarán subiendo. Los sistemas productivos que tienen lanares precisan inexorablemente incrementar la facturación del rubro, para mantenerlo competitivo.
Con buenas perspectivas para ambos productos y precios que pueden seguir creciendo, el aporte que genera la carne pasa a ser el más importante para el productor, y fundamentalmente se convierte en la única forma de incrementar rápida y sustancialmente el ingreso ovino del predio.
Obviamente que hay camino por recorrer en agregado de valor a la producción de lana, pero muchas más posibilidades existen a nivel de producción de corderos. Entre otras razones porque los precios relativos juegan a favor de la carne y porque históricamente no se ha prestado mayor atención a los parámetros productivos vinculados a la producción de carne.
Veámoslo en números sencillos. Tomando como ejemplo las exposiciones de los productores, el sistema lanero especializado (Bozzo, en Salto) obtuvo una producción promedio (últimos cinco ejercicios) de 6 kilos de lana y 20 kg de carne por hectárea. A precios actuales de 5,5 U$S/kg de vellón (19 a 20 micras) y 1,5 U$S/kg en pie de cordero, el ingreso se reparte en aproximadamente 50% para cada producto.
Un análisis correcto implica considerar costos de cada ítem, pero lo que intentamos mostrar es el destacado peso que tiene la carne, incluso en sistemas netamente laneros y de bajos recursos naturales (campo con IC 65). En el otro extremo de los ejemplos presentados está el invernador de corderos (Felipe Fuentes, en Flores), que a precios actuales percibe 80% por carne y 20% por lana, claramente con un objetivo específico enfocado solo a la carne.
¿A quién mirar?
Hasta hace bien poco comparar nuestra producción ovina con la de Nueva Zelanda o Australia quedaba fuera de concurso, con el argumento de que el acceso a mercados que estos países han tenido históricamente para la carne explicaba gran parte de las diferencias.
Hoy Uruguay experimenta un cambio trascendental en este sentido. Sin tener aún habilitados los mercados de mayor valor (Nafta, UE con hueso), el surgimiento de otros destinos más allá del cupo europeo y Brasil ha despertado un verdadero interés por parte de la industria, con precios que pueden estar sobrevalorados pero que indudablemente marcan un punto de inflexión respecto al pasado reciente, en el entendido de que las condiciones de demanda firme se mantendrán en los próximos años.
Realmente, el negocio de la carne ovina ha estado topeado por el mercado exterior. La persistencia de elevados precios del cordero en el plano internacional durante todos estos años no pudo ser aprovechada cabalmente por nuestro país. El cupo europeo y la exportación a Brasil con hueso conformaban casi con exclusividad el abanico de opciones interesantes que tenían los frigoríficos, que actuaron en consecuencia sin fomentar una mayor oferta de corderos, ya que con el nivel de producción tradicional (cordero de un año pronto en primavera) se abastecían sin mayores dificultades para estos negocios. No es casualidad, entonces, ni la zafralidad de la producción, ni los volúmenes logrados, sino más bien es una consecuencia de los estímulos comerciales existentes.
La aparición de los países árabes, Rusia y China, entre otros, aporta muy buenos negocios a la industria, que ahora sí demanda corderos desde que arrancó el año. Es entonces en un escenario sin topes a la producción y al comercio donde, sí o sí, debemos mirar a los líderes mundiales en la materia.
Se menciona que somos los terceros exportadores de carne ovina en el mundo, pero realmente estamos muy lejos de los países de Oceanía. El acceso a mercados para la carne ha sido uno de los frenos principales al desarrollo del sector, por lo que este momento de auge no debe perder de vista este objetivo, ya que aún seguimos sin tener habilitados los mercados de mayor valor. Coincidimos con el Plan Estratégico del Rubro Ovino, que tiene a este tema con el número 1 dentro de los 10 proyectos centrales del Programa.
Una realidad, una gran oportunidad
El camino parece estar claro. En términos generales y con menor o mayor énfasis, la carne pasa a ser el producto más importante y/o con mayor posibilidad de incrementar el ingreso del productor o empresa que tiene ovinos.
Como es sabido, la producción de carne maneja variables diferentes que la de lana. Debería ser estrategia-país comenzar a manejar indicadores de eficiencia en producción de carne ovina, donde indudablemente estamos muy atrasados. Destacamos algunos:
• Proporción de ovejas de cría en el stock total
Da una idea del perfil productivo de la majada y de su eficiencia reproductiva. No solo importa la cantidad de ovejas en el stock total sino también cuánto demoran las corderas en estar disponibles para la cría.
• Proporción de corderos faenados sobre stock
Es el indicador principal de eficiencia productiva en carne. Habla de la extracción sustentable del stock, la de corderos, que permite mantener inalterado el número de ovejas. Engloba los indicadores claves en materia productiva: % de señalada y capacidad de engorde y faena del cordero.
En ambos indicadores estamos muy atrás de Oceanía (ver cuadro en esta página). No miremos hoy a Nueva Zelanda, que se especializó solo en carne. Tengamos como objetivo acercarnos a lo que hace Australia. Este país faena 3 corderos cada 10 lanares que tiene en stock, lo que significa 150% más que nosotros. La diferencia con Australia no radica en los índices de señalada –son bastante parecidos a los nuestros–, sino en que tiene más ovejas de cría en el stock, y especialmente logra faenar una mayor cantidad de corderos sobre los corderos logrados (señalados).
Sin pensar en aumentar el stock, con 8 millones de lanares podríamos más que duplicar la faena de corderos, llegando a 2,25 millones de cabezas anuales. Si a este incremento le adicionamos 20% de aumento en el peso promedio de faena (15 kg Uruguay vrs. 17,5 kg Nueva Zelanda y 20 kg Australia), podemos triplicar la producción de carne de cordero que hoy tenemos.
Los requisitos no son más ovejas, sino más recursos nutricionales (pasturas, granos), más recursos humanos y genética adecuada para dicho objetivo. En este punto nos permitimos discrepar con el Plan Estratégico del Rubro Ovino, que tiene entre sus metas una faena de 1,5 millones de corderos, con 11,5 millones de ovinos para 2015, lo que no modificaría la extracción de corderos que tenemos ahora.
El desafío no es menor
Porque el Uruguay ovino ha sido desde siempre el Uruguay lanero. Porque la lana fue el motor de la economía uruguaya durante mucho tiempo y generó una agroindustria como pocas hay en el mundo. Porque las principales instituciones vinculadas al ovino nacieron con la lana: Secretariado Uruguayo de la Lana (SUL) y Central Lanera Uruguaya (CLU). Porque el reconocido y calificado equipo técnico ha seguido esta lógica, y porque los productores, el periodismo y la población rural en general lo tienen inculcado desde siempre.
Pero justamente son estos actores los que pueden generar los cambios necesarios para lograr el crecimiento y desarrollo que el sector ovino se merece. Como vimos, estamos muy atrás a nivel productivo en materia de carne. Tenemos todas las herramientas para lograr un rápido crecimiento. Gracias al INIA y a la Facultad de Agronomía contamos con amplia investigación local en la materia. El techo productivo está muy lejos, lo que significa una gran oportunidad para el rubro.
En definitiva, no hay especie más noble que la oveja: sepamos aprovecharla en los tiempos que vienen. No hay duda de que son buenos tiempos para el negocio ovino…
En primera instancia el Ing. Agr. Roberto Cardellino, de Delta Consultores, destacó las oportunidades que tiene la lana a nivel mundial. Los stocks ovinos y consecuentemente la disponibilidad de lana han venido bajando sistemáticamente en los últimos 20 años, por lo que un producto natural apetecido por la demanda tiene un escenario optimista de cara al futuro, con más semejanzas con el cashmere (seda de cabra muy escasa y valorada) que con un commodity. Cardellino subrayó algunas precisiones: la tendencia estructural de los consumidores es a lanas finas que generen telas y prendas más livianas, y que no piquen, y que además puedan ser usadas contra la piel y en varias estaciones. La oferta de este tipo de lanas (menos de 24,5 micras) es la que más ha bajado a nivel mundial respecto a las lanas medias (24,6 a 32,5 micras) y gruesas (más de 32,5), debido a la tendencia por ovejas de carne en el stock ovino mundial.
El segundo conferencista fue el Ing. Agr. Jorge Acosta, del INAC, quien destacó el excelente momento de la carne ovina y sus principales desafíos. En términos de mercado mundial, Acosta dijo que "los pronósticos realizados hace muchos años se están concretando respecto a que la demanda mundial de carnes crecerá a un 2-3% acumulativo anual y se concretará en los países en desarrollo".
Acerca de Uruguay, el analista mencionó que "continúan los ajustes a la baja en el stock ovino y es prematuro aventurar una trayectoria de mediano plazo, a pesar de que existen perspectivas auspiciosas a nivel de mercado".
Ha habido una importante diversificación de los mercados externos, con un fuerte ingreso de los países árabes. Entre los principales desafíos para el rubro, Acosta resaltó que "un crecimiento sustentable de las exportaciones radica en cambios que permitan un crecimiento de la extracción".
El productor y la toma de decisiones
El tercer bloque del Seminario fue, a nuestro juicio, el punto fuerte del evento. No porque las proyecciones de mercado realizadas por los mencionados especialistas no fueran interesantes –al contrario–, sino porque en sus pronósticos centrales no hubo mayor novedad. Algo similar corresponde a los aportes de los panelistas que representaron al sector industrial, tanto el lanero como el cárnico.
¿Alguien duda de que la industria topista uruguaya es una de las más competitivas del mundo? ¿O que el actual momento de la industria cárnica en el país presenta una gran oportunidad para el desarrollo de la cadena cárnica ovina?
Existe un sector industrial innovador en ambos rubros, con una potencialidad innegable para el crecimiento del sector. Pero en nuestra opinión el escollo es la competitividad primaria, del productor ovejero, que desde hace unos cuantos años viene perdiendo interés en el rubro y se desprende de sus ovejas. Por eso entendemos medular la visión de los productores expositores e intentaremos sacar conclusiones al respecto.
De hecho, ambos conferencistas centrales hicieron hincapié en este tema. Cardellino inició su presentación hablando de la "racionalidad económica de los productores", en el entendido de que los menores retornos económicos de la producción de lana respecto a otros rubros ha sido la principal causa del descenso del stock. En esta tendencia mundial, Cardellino resaltó que en general ha habido un cambio a favor de la producción de carne y dudas sobre el futuro de la lana.
Por su parte, Jorge Acosta señaló que "el sector debe afinar la visión de futuro que le permita, simultáneamente, aprovechar los buenos momentos del negocio –en relación a rubros alternativos–, pero haciéndolo sustentable sobre la base de decisiones que toman miles de productores". Es, en definitiva, lo que pasa por la cabeza de los más de 20 mil productores ovejeros lo que definirá el futuro del rubro en nuestro país.
Los rumbos tomados
Los productores participantes fueron Federico García Piñeyrúa (Paysandú), Alberto Bozzo (Salto), Felipe Fuentes (Flores), Ricardo Pereda (Tacuarembó) y Fabián Umpiérrez (Durazno), representando distintos sistemas productivos, en función de los diversos ambientes de producción donde se desarrollan.
De todas formas, hay ejes comunes que en forma sintética intentaremos describir, ya que creemos que son los rasgos distintivos en los que se basa el éxito del negocio ovino en dichos emprendimientos.
• Importancia de la carne ovina
Todos los productores hacen corderos pesados e indicaron como objetivo de sus empresas la mejora de este negocio. Incluso el sistema lanero más especializado (Merino Fino en Salto), ubicado en los campos de menos recursos (IC 65), tiene una proporción de ingresos muy importantes por parte de la carne.
• Objetivo lana fina
A excepción del predio invernador, que no destacó interés por la lana, en todos los demás casos el objetivo es lana fina. Merino Fino y absorción de Corriedale por Merino Dohne son los caminos genéticos seleccionados.
• Asignación de recursos forrajeros en sistemas mixtos
Todos comparten los sistemas de producción con vacunos y destacaron la asignación de buenos recursos forrajeros y/o suplementación con granos a los ovinos. No ubican a la oveja en el peor potrero, ya que en comparación con el vacuno obtienen buenos márgenes económicos y actúan en consecuencia.
• Manejo empresarial, gestión del trabajo
El negocio como empresa, la simplificación del trabajo para que sea eficiente mediante herramientas que están disponibles, y sobre todo la cuantificación real de lo que genera el ovino en relación a otros rubros, son elementos básicos en la toma de decisiones. No solo el aporte económico directo sino también aspectos de complementariedad, manejo del riesgo, etc., que también hacen a los resultados de la empresa.
Las presentaciones completas de cada productor se encuentran disponibles en la pá-gina web del SUL (www.sul.org.uy).
La carne en primera línea
No alcanza, entonces, con señalar que los precios de la lana y la carne se mantendrán firmes o continuarán subiendo. Los sistemas productivos que tienen lanares precisan inexorablemente incrementar la facturación del rubro, para mantenerlo competitivo.
Con buenas perspectivas para ambos productos y precios que pueden seguir creciendo, el aporte que genera la carne pasa a ser el más importante para el productor, y fundamentalmente se convierte en la única forma de incrementar rápida y sustancialmente el ingreso ovino del predio.
Obviamente que hay camino por recorrer en agregado de valor a la producción de lana, pero muchas más posibilidades existen a nivel de producción de corderos. Entre otras razones porque los precios relativos juegan a favor de la carne y porque históricamente no se ha prestado mayor atención a los parámetros productivos vinculados a la producción de carne.
Veámoslo en números sencillos. Tomando como ejemplo las exposiciones de los productores, el sistema lanero especializado (Bozzo, en Salto) obtuvo una producción promedio (últimos cinco ejercicios) de 6 kilos de lana y 20 kg de carne por hectárea. A precios actuales de 5,5 U$S/kg de vellón (19 a 20 micras) y 1,5 U$S/kg en pie de cordero, el ingreso se reparte en aproximadamente 50% para cada producto.
Un análisis correcto implica considerar costos de cada ítem, pero lo que intentamos mostrar es el destacado peso que tiene la carne, incluso en sistemas netamente laneros y de bajos recursos naturales (campo con IC 65). En el otro extremo de los ejemplos presentados está el invernador de corderos (Felipe Fuentes, en Flores), que a precios actuales percibe 80% por carne y 20% por lana, claramente con un objetivo específico enfocado solo a la carne.
¿A quién mirar?
Hasta hace bien poco comparar nuestra producción ovina con la de Nueva Zelanda o Australia quedaba fuera de concurso, con el argumento de que el acceso a mercados que estos países han tenido históricamente para la carne explicaba gran parte de las diferencias.
Hoy Uruguay experimenta un cambio trascendental en este sentido. Sin tener aún habilitados los mercados de mayor valor (Nafta, UE con hueso), el surgimiento de otros destinos más allá del cupo europeo y Brasil ha despertado un verdadero interés por parte de la industria, con precios que pueden estar sobrevalorados pero que indudablemente marcan un punto de inflexión respecto al pasado reciente, en el entendido de que las condiciones de demanda firme se mantendrán en los próximos años.
Realmente, el negocio de la carne ovina ha estado topeado por el mercado exterior. La persistencia de elevados precios del cordero en el plano internacional durante todos estos años no pudo ser aprovechada cabalmente por nuestro país. El cupo europeo y la exportación a Brasil con hueso conformaban casi con exclusividad el abanico de opciones interesantes que tenían los frigoríficos, que actuaron en consecuencia sin fomentar una mayor oferta de corderos, ya que con el nivel de producción tradicional (cordero de un año pronto en primavera) se abastecían sin mayores dificultades para estos negocios. No es casualidad, entonces, ni la zafralidad de la producción, ni los volúmenes logrados, sino más bien es una consecuencia de los estímulos comerciales existentes.
La aparición de los países árabes, Rusia y China, entre otros, aporta muy buenos negocios a la industria, que ahora sí demanda corderos desde que arrancó el año. Es entonces en un escenario sin topes a la producción y al comercio donde, sí o sí, debemos mirar a los líderes mundiales en la materia.
Se menciona que somos los terceros exportadores de carne ovina en el mundo, pero realmente estamos muy lejos de los países de Oceanía. El acceso a mercados para la carne ha sido uno de los frenos principales al desarrollo del sector, por lo que este momento de auge no debe perder de vista este objetivo, ya que aún seguimos sin tener habilitados los mercados de mayor valor. Coincidimos con el Plan Estratégico del Rubro Ovino, que tiene a este tema con el número 1 dentro de los 10 proyectos centrales del Programa.
Una realidad, una gran oportunidad
El camino parece estar claro. En términos generales y con menor o mayor énfasis, la carne pasa a ser el producto más importante y/o con mayor posibilidad de incrementar el ingreso del productor o empresa que tiene ovinos.
Como es sabido, la producción de carne maneja variables diferentes que la de lana. Debería ser estrategia-país comenzar a manejar indicadores de eficiencia en producción de carne ovina, donde indudablemente estamos muy atrasados. Destacamos algunos:
• Proporción de ovejas de cría en el stock total
Da una idea del perfil productivo de la majada y de su eficiencia reproductiva. No solo importa la cantidad de ovejas en el stock total sino también cuánto demoran las corderas en estar disponibles para la cría.
• Proporción de corderos faenados sobre stock
Es el indicador principal de eficiencia productiva en carne. Habla de la extracción sustentable del stock, la de corderos, que permite mantener inalterado el número de ovejas. Engloba los indicadores claves en materia productiva: % de señalada y capacidad de engorde y faena del cordero.
En ambos indicadores estamos muy atrás de Oceanía (ver cuadro en esta página). No miremos hoy a Nueva Zelanda, que se especializó solo en carne. Tengamos como objetivo acercarnos a lo que hace Australia. Este país faena 3 corderos cada 10 lanares que tiene en stock, lo que significa 150% más que nosotros. La diferencia con Australia no radica en los índices de señalada –son bastante parecidos a los nuestros–, sino en que tiene más ovejas de cría en el stock, y especialmente logra faenar una mayor cantidad de corderos sobre los corderos logrados (señalados).
Sin pensar en aumentar el stock, con 8 millones de lanares podríamos más que duplicar la faena de corderos, llegando a 2,25 millones de cabezas anuales. Si a este incremento le adicionamos 20% de aumento en el peso promedio de faena (15 kg Uruguay vrs. 17,5 kg Nueva Zelanda y 20 kg Australia), podemos triplicar la producción de carne de cordero que hoy tenemos.
Los requisitos no son más ovejas, sino más recursos nutricionales (pasturas, granos), más recursos humanos y genética adecuada para dicho objetivo. En este punto nos permitimos discrepar con el Plan Estratégico del Rubro Ovino, que tiene entre sus metas una faena de 1,5 millones de corderos, con 11,5 millones de ovinos para 2015, lo que no modificaría la extracción de corderos que tenemos ahora.
El desafío no es menor
Porque el Uruguay ovino ha sido desde siempre el Uruguay lanero. Porque la lana fue el motor de la economía uruguaya durante mucho tiempo y generó una agroindustria como pocas hay en el mundo. Porque las principales instituciones vinculadas al ovino nacieron con la lana: Secretariado Uruguayo de la Lana (SUL) y Central Lanera Uruguaya (CLU). Porque el reconocido y calificado equipo técnico ha seguido esta lógica, y porque los productores, el periodismo y la población rural en general lo tienen inculcado desde siempre.
Pero justamente son estos actores los que pueden generar los cambios necesarios para lograr el crecimiento y desarrollo que el sector ovino se merece. Como vimos, estamos muy atrás a nivel productivo en materia de carne. Tenemos todas las herramientas para lograr un rápido crecimiento. Gracias al INIA y a la Facultad de Agronomía contamos con amplia investigación local en la materia. El techo productivo está muy lejos, lo que significa una gran oportunidad para el rubro.
En definitiva, no hay especie más noble que la oveja: sepamos aprovecharla en los tiempos que vienen. No hay duda de que son buenos tiempos para el negocio ovino…
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