Los reclusos de la Cárcel de Canelones que participaron de un desorden generalizado el domingo de madrugada, vivieron en calma la jornada dominical. La revuelta, que dejó 5 policías y 11 reclusos heridos, entre ellos al jefe de la cárcel Robert Paz, culminó con una requisa generalizada sobre las 5:30 de la madrugada.
Los presos que participaron en la refriega no recibieron visitas ayer. Las autoridades evaluaban sanciones y eventuales traslados, a la vez que la Asociación de Policías de Canelones (Aspoca) reclamó por los pocos recursos humanos con que trabajan en esa cárcel.
El jefe de Policía Leonardo Ruiz se mostró "preocupado" por la situación y también por la exposición de los agentes. "Este trabajo lo hacen por un sueldo arriesgando la vida" dijo. Asimismo Aspoca consideró que el tema es parte de la desventaja numérica entre presos y policías. En el turno había unos 20 agentes para atender a casi mil internos.
Ruiz supervisó el operativo personalmente. Las características del hecho son de "desorden generalizado" y no de motín, aclaró Ruiz. La diferencia es la cantidad de horas que los reclusos están fuera de sus celdas y los destrozos ocasionados.
La revuelta comenzó tras la visita sabatina, instancia que puede dejar "alterados" a los presos, opinaron fuentes policiales consultadas por El País.
El desencadenante fue la incautación de 50 gramos de marihuana a un recluso que volvía de su licencia transitoria el sábado de tarde. Tras una audiencia judicial, volvió a la cárcel, específicamente al Módulo II donde se alojan los más peligrosos. Al momento de comenzar el conteo de internos en el sector "C" los presos se negaron a entrar a las celdas. Uno de ellos le pegó al guardia "llavero". Otro efectivo quiso auxiliarlo y también fue golpeado. El policía disparó al piso con su arma de reglamento y junto con sus compañeros de guardia salió del lugar. Si bien los 130 presos quedaron tras una reja, estaban sueltos en el espacio interno del sector fuera de sus celdas. El sector "D" ubicado al costado, se sumó a la revuelta. Las pedradas llovían contra los efectivos entre los que se encontraba el jefe de la cárcel.
El Grupo Especial de Operaciones (GEO) participó del operativo disparando gases lacrimógenos y balas de salva. En tanto, personal de seguridad y de Guardia Metropolitana también apoyó a la Policía canaria.
Drogas. "Nadie que tenga licencia transitoria, la perdería por 50 gramos de marihuana", todo indica que "se trató de un `mandado` para otros presos", presumieron ante El País las fuentes. Al incautarse la droga y ver que "no llegó a destino" es probable que se haya activado el suceso. En las requisas carcelarias es común encontrar drogas y también en los bultos y paquetes que traen consigo las visitas. A modo de ejemplo, en un pote de 5 kilos de helado se incautó un arma 9 milímetros. "¿Cómo se hace para buscar sin manosear la comida?", se preguntaron las fuentes.
Los presos que participaron en la refriega no recibieron visitas ayer. Las autoridades evaluaban sanciones y eventuales traslados, a la vez que la Asociación de Policías de Canelones (Aspoca) reclamó por los pocos recursos humanos con que trabajan en esa cárcel.
El jefe de Policía Leonardo Ruiz se mostró "preocupado" por la situación y también por la exposición de los agentes. "Este trabajo lo hacen por un sueldo arriesgando la vida" dijo. Asimismo Aspoca consideró que el tema es parte de la desventaja numérica entre presos y policías. En el turno había unos 20 agentes para atender a casi mil internos.
Ruiz supervisó el operativo personalmente. Las características del hecho son de "desorden generalizado" y no de motín, aclaró Ruiz. La diferencia es la cantidad de horas que los reclusos están fuera de sus celdas y los destrozos ocasionados.
La revuelta comenzó tras la visita sabatina, instancia que puede dejar "alterados" a los presos, opinaron fuentes policiales consultadas por El País.
El desencadenante fue la incautación de 50 gramos de marihuana a un recluso que volvía de su licencia transitoria el sábado de tarde. Tras una audiencia judicial, volvió a la cárcel, específicamente al Módulo II donde se alojan los más peligrosos. Al momento de comenzar el conteo de internos en el sector "C" los presos se negaron a entrar a las celdas. Uno de ellos le pegó al guardia "llavero". Otro efectivo quiso auxiliarlo y también fue golpeado. El policía disparó al piso con su arma de reglamento y junto con sus compañeros de guardia salió del lugar. Si bien los 130 presos quedaron tras una reja, estaban sueltos en el espacio interno del sector fuera de sus celdas. El sector "D" ubicado al costado, se sumó a la revuelta. Las pedradas llovían contra los efectivos entre los que se encontraba el jefe de la cárcel.
El Grupo Especial de Operaciones (GEO) participó del operativo disparando gases lacrimógenos y balas de salva. En tanto, personal de seguridad y de Guardia Metropolitana también apoyó a la Policía canaria.
Drogas. "Nadie que tenga licencia transitoria, la perdería por 50 gramos de marihuana", todo indica que "se trató de un `mandado` para otros presos", presumieron ante El País las fuentes. Al incautarse la droga y ver que "no llegó a destino" es probable que se haya activado el suceso. En las requisas carcelarias es común encontrar drogas y también en los bultos y paquetes que traen consigo las visitas. A modo de ejemplo, en un pote de 5 kilos de helado se incautó un arma 9 milímetros. "¿Cómo se hace para buscar sin manosear la comida?", se preguntaron las fuentes.
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