El uruguayo Ceferino Fontes (técnico de fútbol de profesión), junto a su familia integrada por su mujer, Naomi Tanaka, y los hijos adolescentes, Ken y Chie Milena, llegaron hoy a Uruguay tras sobrevivir al terremoto y tsunami que azotó a Japón el viernes 11 de marzo.
"Volver a Uruguay nos genera una sensación ambigua porque nos hubiera gustado ayudar. Pero gente allegada a nosotros, la mayoría japoneses, nos decía que aprovecháramos la oportunidad de escapar porque no todos tienen la suerte de ir a otro lugar", dijo Ceferino a El País en Buenos Aires, donde hizo la última de las cuatro escalas del vuelo que lo trajo de regreso a Uruguay.
El avión aterrizó en suelo charrúa sobre las 17 horas. En el Aeropuerto de Carrasco los esperaba el hijo mayor de Ceferino, con su esposa e hijo, a quienes conoció en ese momento.
Con mucha emoción, la familia recién llegada de la catástrofe en Japón agradeció a la Cancillería uruguaya por el apoyo brindado para poder retornar.
Marcianos . En Buenos Aires, minutos antes de salir para Montevideo, Ceferino recordó el trágico día y contó a El Pais cómo vivió los instantes del potente sismo: "El terremoto fue a las 14.50 y a los diez minutos, pese a las réplicas estaban los funcionarios de la prefectura (intendencia) cortando el pasto, tranquilos, como si nada hubiese ocurrido. A las 15.45, ya estaban arreglando las rutas. La alarma era nuestra y de algunos latinos. Alrededor de los japoneses nos sentíamos que éramos marcianos", señaló. "Cuando no hay gente que comparte contigo lo que está pasando sentís que no tenés aliados", agregó el padre de la familia.
Como efecto del terremoto y el tsunami, la situación en la central nuclear de Fukushima se vio comprometida, incluso ya ha llegado radiactividad a los alimentos y al agua. Según relató Ceferino, "hay más de 1.000 voluntarios que se despidieron de sus familias para mitigar el efecto de las radiaciones y hay otros 50 que ya saben que van a morir. Pero los japoneses tienen un compromiso con la patria muy fuerte".
Según el uruguayo, "a nueve días del terremoto" los japoneses "llevaban 100 casas hechas" y en un año pretenden construir "un millón" de viviendas.
"Volver a Uruguay nos genera una sensación ambigua porque nos hubiera gustado ayudar. Pero gente allegada a nosotros, la mayoría japoneses, nos decía que aprovecháramos la oportunidad de escapar porque no todos tienen la suerte de ir a otro lugar", dijo Ceferino a El País en Buenos Aires, donde hizo la última de las cuatro escalas del vuelo que lo trajo de regreso a Uruguay.
El avión aterrizó en suelo charrúa sobre las 17 horas. En el Aeropuerto de Carrasco los esperaba el hijo mayor de Ceferino, con su esposa e hijo, a quienes conoció en ese momento.
Con mucha emoción, la familia recién llegada de la catástrofe en Japón agradeció a la Cancillería uruguaya por el apoyo brindado para poder retornar.
Marcianos . En Buenos Aires, minutos antes de salir para Montevideo, Ceferino recordó el trágico día y contó a El Pais cómo vivió los instantes del potente sismo: "El terremoto fue a las 14.50 y a los diez minutos, pese a las réplicas estaban los funcionarios de la prefectura (intendencia) cortando el pasto, tranquilos, como si nada hubiese ocurrido. A las 15.45, ya estaban arreglando las rutas. La alarma era nuestra y de algunos latinos. Alrededor de los japoneses nos sentíamos que éramos marcianos", señaló. "Cuando no hay gente que comparte contigo lo que está pasando sentís que no tenés aliados", agregó el padre de la familia.
Como efecto del terremoto y el tsunami, la situación en la central nuclear de Fukushima se vio comprometida, incluso ya ha llegado radiactividad a los alimentos y al agua. Según relató Ceferino, "hay más de 1.000 voluntarios que se despidieron de sus familias para mitigar el efecto de las radiaciones y hay otros 50 que ya saben que van a morir. Pero los japoneses tienen un compromiso con la patria muy fuerte".
Según el uruguayo, "a nueve días del terremoto" los japoneses "llevaban 100 casas hechas" y en un año pretenden construir "un millón" de viviendas.
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