sábado, 28 de mayo de 2011

I.N.CA "en crisis institucional"



Los médicos del Instituto del Cáncer se declararon en "crisis institucional" tras los cambios jerárquicos y las dificultades de funcionamiento que enfrentan en el hospital. El ministro de Salud Pública será convocado al Parlamento por este asunto.
La jornada de trabajo en el Instituto Nacional del Cáncer (INCA) fue muy particular ayer. La información de El País en la que se denunciaba el relevo de directores y el caos administrativo en el instituto "tapizaron las paredes", según contó un funcionario a El País.
Mauricio Ardús, adjunto de la Dirección de Servicios Especializados de ASSE, y el auxiliar del director Wilfredo Penco, se dirigieron al instituto para tratar el tema en conjunto con la dirección y la Comisión Interna del hospital. En tanto, reunido en asamblea extraordinaria, el núcleo de base del Sindicato Médico -los médicos que trabajan en el INCA- definió ayer que hay una "crisis institucional" allí.


Concluyeron, además, que la renuncia del director Mario Varangot días atrás es "una pérdida importante" para el hospital. Agregaron que la semana próxima se reunirán para analizar esta crisis en profundidad.
La presidenta de la Comisión Interna, Marta Barrera, aseguró a El País que todavía no tomaron ninguna resolución y que se reunirán el próximo lunes. Sin embargo, varios funcionarios confiaron que allí se vive un verdadero caos.
El 30 de marzo, mediante una resolución en la que no se aclaran motivos, el directorio de ASSE destituyó a la administradora del INCA, Carmen Vallejo, con 32 años de trabajo allí y quien había llegado al cargo por concurso. En su lugar se designó a Pablo Seoane, un militante de la Federación de Funcionarios.
De acuerdo con varias fuentes consultadas por El País, la destitución infundada de Vallejo, afín al Partido Nacional, se debió a una "persecución política". Estas fuentes afirmaron que "todo empezó" con la designación de Lilián Aristimuño como subdirectora del INCA y de Andrea Valle como adjunta de dirección, en septiembre de 2010. Aristimuño fue designada por Alfredo Silva, director de ASSE en representación de los trabajadores.
Desde entonces, se lamentó una funcionaria, se vive en el INCA "una política del terror".
"Pareciera que quieren destruir todo. Se saltean a todos los jerarcas", describió la funcionaria aludiendo a Aristimuño y Valle.
En medio de este terremoto, renunció el director Varangot. En su carta alegó "motivos personales", pero algunos dicen que "no aguantó la presión" por los conflictos que dominan el hospital. El País intentó, sin éxito, hablar con Varangot.
IRREGULARIDADES. Por su parte, los médicos del INCA denunciaron "irregularidades" y "sobrefacturación" de las dos jerarcas que tomaron el mando.
Una fuente médica del instituto señaló que "en los últimos tres meses hubo enormes irregularidades administrativas" de las que son responsables Aristimuño y Valle. "Hay sobrefacturaciones. Se han pagado precios mucho más altos por los insumos", aseguró. El médico denunció el gasto de $ 80.000 en "remodelar los escritorios" de ambas. "Compraron nuevo material cuando el instituto ya tenía una enorme cantidad de muebles de oficina, que están almacenados en el subsuelo".
convocatoria. Los diputados blancos Pablo Abdala y Antonio Chiesa convocarán al ministro de Salud, Daniel Olesker, y al directorio de ASSE por "la grave situación" en el INCA, se informó ayer. Los nacionalistas advierten "deterioro en los servicios y situaciones de persecución asociadas al manejo irregular de los recursos humanos".
Abdala señaló a El País que "ASSE se está convirtiendo en un centro de reparto y lucha de poder" y que "quienes están pagando la factura son los usuarios, porque la asistencia a los enfermos está muy afectada". Ayer, en el lanzamiento del programa "Siembra" (que provee de computadoras a pediatras), el vicepresidente de ASSE, Ángel Peñaloza, negó que el cese de Vallejo fuera infundado.
"Disponemos de un informe de evaluación realizado por la dirección del programa, cuya lectura nos dejó en una situación de insatisfacción con la gestión (de Vallejo)", afirmó.
"Frente a los problemas de recursos humanos y de infraestructura existentes y ante una evaluación negativa de la gestión, se optó por cambiar al administrador", precisó.
El País intentó comunicarse con Peñaloza para conocer ese informe, ya que Vallejo asegura no haber sido informada de ningún motivo ni evaluación.
De hecho, en la resolución 887/11, en la que "se estima pertinente disponer el cese" de Vallejo, no se incluye ningún fundamento.
"No estamos de acuerdo con ninguna resolución que no esté motivada", dijo a El País el representante de la oposición en el directorio de ASSE, Alejandro Draper, el único que no votó la medida. "Esto va más allá de los colores políticos", agregó.
Mientras tanto, los funcionarios se quejan de que el nuevo hospital, al que se mudaron en enero, no está acondicionado para un buen funcionamiento. La cocina no está terminada, las calderas andan mal y los pacientes han estado hasta una semana y media sin bañarse por falta de agua caliente.
La jefa del Servicio Social del INCA, Gladys González (ver entrevista), dijo a El País que antes se daba comida y ropa a los familiares de los pacientes, que prácticamente se internan con ellos durante varios meses. "Ya no estamos dando lo mismo", dijo.
Denunció que ha pedido mejorar el servicio pero ha sido "ignorada".
Gladys González, jefa de servicio social
"No se sabe quién es amigo y quién quiere tu cargo"
-Tras haber pedido que cambien las condiciones en el Servicio Social, ¿qué hizo?
-No puedo hacer más nada. Me siento rehén de esta situación, y más siendo funcionaria; se supone que no puedo hablar con la prensa, pero no invento nada.
-¿La han perseguido?
-Sí. Han ignorado completamente mi función y todas mis peticiones. Hay un acoso subliminal todos los días. Por más cartas que uno eleve, siempre queda por ahí. Y me dicen que transgredo los límites, que me tengo que quedar quieta en la oficina.
-¿En su caso hay motivos políticos?
-No. Yo soy frenteamplista independiente y me duele muchísimo lo que está pasando. Soy de la generación del 71: no peleé durante mi vida por esto. Es evidente que acá está pasando algo, una lucha de poder o algo que nos trasciende.
-¿Le han preguntado de qué partido es?
-No, no les importa.
-¿Está afiliada a la Federación de Funcionarios?
-Estaba, pero me desafilié porque ni la comisión interna ni la federación me representan. Además me he sentido agredida porque en un par de asambleas hubo resoluciones por amplísima mayoría que no se acataron. Es más, personas de la federación se dieron el lujo de venir y gritarnos.
-¿Quién?
-Beatriz Fagián, (la presidenta). Ella frecuenta las asambleas y me gritó a mí y a la exadministradora, Carmen Vallejo. Nos vino a retar por los conflictos en el Banco de Citostáticos, por defender a los funcionarios.
-¿Y reaccionaron?
-Lo que pasa es que estamos en una paranoia. Es muy triste, pero no sabemos quién es amigo y quién enemigo. Quién quiere tu cargo y viene con el serruchito, y quién no.
-¿Cómo es el ambiente allí?
-¡Feísimo! Entrás y hay algunos llorando, otros con miedo. No se puede trabajar.
-¿Desde cuándo está así?
-Dejo de lado al doctor (Mario) Varangot, porque es una persona amigable con la que se puede trabajar muy bien. Pero cuando nombraron a la subdirectora y a la adjunta, se produjo un crack. Es como si tuviéramos dos robots que les pusieron un chip dictándoles que destruyan y corten cabezas.
-¿Y usted no tiene miedo?
-Sí, pero más miedo tendría si no pudiera apoyar la cabeza en la almohada y vivir con la culpa de que pasa algo y yo no lo dije.
"Hay una mano negra" en el INCA
Desde que el Instituto Nacional del Cáncer (INCA) se mudó a su nuevo local, en enero, "pasan cosas que nunca pasaron", afirmó a El País el encargado de Intendencia del instituto, Walter Sequeira. Desde las fallas eléctricas que implicaron millonarias pérdidas en medicamentos por falta de refrigeración, hasta robos varios. La jefa de Servicio Social, Gladys González, contó que le robaron los vidrios de su oficina (que aún está en el viejo local), un espejo, mesas, sillas y hasta calefones.
El viernes 20 alguien rompió una reja y entró a la oficina de la Gerencia Financiera, de donde sustrajo dos monitores LCD. La denuncia fue confirmada por personal de la seccional novena.
Pero además de los robos, Sequeira contó que en los últimos meses se encontró con "cosas insólitas", como por ejemplo que los termostatos de las calderas aparecieron cambiados de lugar; o que varios cables aparecieron desenchufados.
Sequeira fue de los primeros en enterarse cuando se encontró apagada la zona de las heladeras, en el Banco de Citostáticos. Entonces supo que las tres llaves de luz estaban apagadas, algo que, sostiene, fue provocado por "una mano negra". Según Sequeira, los técnicos que han investigado los episodios (uno en febrero y otro en abril) afirman que un apagón no lo pudo haber causado, ya que las heladeras hubieran reaccionado con su propio generador eléctrico. "A no ser que haya habido un relámpago, alguien lo tuvo que haber hecho", afirmó.
"Para mí está habiendo una mano negra. Es alguien que está metiendo la mano y jugando con el enfermo, porque al final se perjudica al paciente", consideró.
La primera pérdida de 80 ampollas utilizadas para tratar cáncer de mama y colon, costó al INCA unos US$ 800 mil. La segunda se estima en US$ 50 mil. Hay una investigación de ASSE y de la Policía en curso, pero aún no se dilucidó el origen de la falla.
En tanto, la jefa del Banco de Citostáticos, Susana Tchemeián, fue sumariada y tiene la mitad de sus haberes retenidos, según dijeron fuentes del instituto.
Sequeira comentó a El País que está previsto para la semana que viene la instalación de alarmas, sobre todo en el área de refrigeración. Actualmente el instituto no cuenta con esa tecnología; tampoco hay alarmas. El hospital fue inaugurado en agosto de 2009.

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