No es cuestión de hacer un incendio de esto porque Nacional ya tiene bastante castigo con haber quedado eliminado prematuramente de la Copa Santander Libertadores. Sí hay que decir que la derrota de anoche (0-1) ante Vasco da Gama fue, en todo caso, el final lógico como para que el fracaso sea completo.
Si le fue difícil ganarle a Alianza Lima en casa y con todos los titulares, no podía esperarse que anoche, con un elenco compuesto en su gran mayoría por suplentes (algunos de los que incluso no habían tenido minutos ni siquiera en el torneo local) era imposible imaginarse otro final.
Un grupo de jugadores que tenía únicamente un entrenamiento táctico en conjunto no puede catalogarse de equipo. Apenas si cada uno hizo lo que pudo por darle a este tortuoso camino que fue la Libertadores 2012 un final digno que, por cierto, no pudo ser.
Fernando Prass, arquero de Vasco, apenas tuvo que volar una vez en toda la noche para sacar un tiro del "Chino" Recoba que, además, pareció que se iba afuera. Eso pinta a las claras lo que fue el tricolor ofensivamente: inexistente. En realidad no fue otra cosa que la ratificación del nivel futbolístico que tuvo durante toda la Libertadores, en la que sólo convirtió cinco tantos en seis presentaciones y en dos de ellas no pudo anotar.
Ante un Vasco que no brilló y que apenas hizo lo justo y necesario para llevarse los tres puntos (que por cierto mereció), Nacional ni siquiera jugó con la rebeldía necesaria como para darle un cierre honroso a su mala campaña. Y esto sí que llama la atención.
Una vez más fracasaron jugadores que se jugaban una gran oportunidad de demostrarle al técnico que pueden ser tenidos en cuenta. El único que aprovechó la volada fue Jorge Bava y hasta por ahí nomás, porque si bien hizo tres contenciones muy buenas, en el gol estuvo bastante flojo y dio un rebote que fue aprovechado por Diego Souza para anotar.
Diego Placente jugó de zaguero y mostró una firmeza mayor que cuando lo hace de lateral, pero claro, el dueño del puesto allí es Rolín, ausente anoche por rotación. Facundo Píriz, de buen primer tiempo, y Maximiliano Calzada en nivel parejo, se salvan de la quema. El resto pareció jugar porque no le quedaba otra.
Lo único positivo fue el aliento constante de la gente, que sigue teniendo fe en un equipo que desde la cancha no la transmite.
Si le fue difícil ganarle a Alianza Lima en casa y con todos los titulares, no podía esperarse que anoche, con un elenco compuesto en su gran mayoría por suplentes (algunos de los que incluso no habían tenido minutos ni siquiera en el torneo local) era imposible imaginarse otro final.
Un grupo de jugadores que tenía únicamente un entrenamiento táctico en conjunto no puede catalogarse de equipo. Apenas si cada uno hizo lo que pudo por darle a este tortuoso camino que fue la Libertadores 2012 un final digno que, por cierto, no pudo ser.
Fernando Prass, arquero de Vasco, apenas tuvo que volar una vez en toda la noche para sacar un tiro del "Chino" Recoba que, además, pareció que se iba afuera. Eso pinta a las claras lo que fue el tricolor ofensivamente: inexistente. En realidad no fue otra cosa que la ratificación del nivel futbolístico que tuvo durante toda la Libertadores, en la que sólo convirtió cinco tantos en seis presentaciones y en dos de ellas no pudo anotar.
Ante un Vasco que no brilló y que apenas hizo lo justo y necesario para llevarse los tres puntos (que por cierto mereció), Nacional ni siquiera jugó con la rebeldía necesaria como para darle un cierre honroso a su mala campaña. Y esto sí que llama la atención.
Una vez más fracasaron jugadores que se jugaban una gran oportunidad de demostrarle al técnico que pueden ser tenidos en cuenta. El único que aprovechó la volada fue Jorge Bava y hasta por ahí nomás, porque si bien hizo tres contenciones muy buenas, en el gol estuvo bastante flojo y dio un rebote que fue aprovechado por Diego Souza para anotar.
Diego Placente jugó de zaguero y mostró una firmeza mayor que cuando lo hace de lateral, pero claro, el dueño del puesto allí es Rolín, ausente anoche por rotación. Facundo Píriz, de buen primer tiempo, y Maximiliano Calzada en nivel parejo, se salvan de la quema. El resto pareció jugar porque no le quedaba otra.
Lo único positivo fue el aliento constante de la gente, que sigue teniendo fe en un equipo que desde la cancha no la transmite.
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