sábado, 21 de julio de 2012

Hallaron el avión; buscarán cuerpos


"Nos ayudó un poco Dios para encontrarlo", dijo Héctor Bado al terminar la jornada. Casi 45 días después salieron a la superficie los primeros restos del avión Fairchild desaparecido. Ahora comienza el rescate de los cuerpos de los pilotos.
Ayer a las 7 de la mañana la patrullera ROU 12 Paysandú de la Armada puso proa rumbo a la Isla de Flores. El plan era cubrir una zona de la cuadrícula de búsqueda que ya había sido recorrida, pero que había dejado dudas. El buque ligero de la Armada cargaba con el sonar de barrido lateral que el experiente buzo Héctor Bado y su socio Sergio Proncziuk operaban desde la cabina.
"Se levantó un `norte` duro, pero trabajamos del lado sur, al reparo de la isla", contó Proncziuk más tarde.
El "norte" refiere al viento que azotó a la embarcación naval durante buena parte de la mañana. Pero al correr la mañana los vientos fueron amainando y la "patrullera" -como le llaman los marinos al buque guardacostas- podía desplazarse sin problemas a la velocidad del paso de una persona, unos 7 kilómetros por hora. Y lo principal, con olas de no más de 50 centímetros de alto.

Los marinos trabajaron de continuo, turnándose para tomar algunos alimentos, y aprovechar al máximo la luz diurna. En las pantallas de las laptops que operaban Bado y Proncziuk titilaban las "calles" numeradas de un mapa virtual mediante el cual se orienta la búsqueda bajo el agua. "Lo fundamental para hacer esta búsqueda es la navegación, y la verdad que los muchachos de la Paysandú ayudaron a mil", comentó el socio de Bado.
Los casi veinte hombres de la tripulación iban atentos a cada detección del sonar. Varias horas después uno de los buzos, el alférez de navío Maicon Borba -que junto a su compañero Marcos Aparicio habían bajado varias veces ya durante las operaciones de búsqueda- contaría que ayer debieron bajar en cuatro ocasiones. Ni ellos ni nadie más a bordo sabían que la cuarta, por esta y única vez, sería la vencida.
Ya sobre las 15.30 la señal del sonar se reflejó en el monitor con claridad para el ojo entrenado de Bado. "¡Ahí está! Si eso no es el avión me cuelgo del palo mayor", exclamó Bado. Sentía que el corazón le latía a mil revoluciones. "No hay vuelta que darle", le dijo al capitán del buque.
Y nuevamente se alistaron los buzos Borba y Aparicio. Sostenidos por el cabo bajaron unos diez metros en el punto que marcaba el sonar. "Es como entrar en un cuarto a oscuras, nosotros no vemos absolutamente nada", contó Borba luego, ya en la sede del Comando.
Así, al tacto, los buzos "vieron" el gran objeto que yacía en el fondo fangoso del río. "Es difícil decir lo que uno siente cuando comprueba que al fin aparece lo que tanto se ha estado buscando", dijo Borba.
En cubierta, entre tanto, Bado y los dos hombres de su equipo, junto a los marineros y oficiales navales, aguardaban casi sin respirar a que los dos buzos por fin emergieran. Por fin subió la pieza más grande amarrada al cabo: una parte del tren delantero o tren de nariz del avión. Luego los buzos conseguirían rescatar un trozo de metal que se identificó como parte de un ala y un cargador eléctrico.
Con esas tres piezas se logró tener la certeza de que lo que yace en el fondo del Río de la Plata a un kilómetro y medio al sureste de la Isla de Flores es la aeronave buscada. De hecho, y ya en la noche la propia compañía Air Class Líneas Aéreas emitió la confirmación oficial.
PRIMERA ETAPA. Lo más importante se confirmó, pero al finalizar esta primera etapa comienza un trabajo complejo que tiene por objeto rescatar los cuerpos de los pilotos Walter Rigo y Martín Riva.
"Sabemos que nos van a llamar en cualquier momento, estamos toda la familia reunida esperando la noticia. Lo único que queremos es que se encuentren los cuerpos de Rigo y de mi hijo", dijo a El País, Julio César Riva, padre del copiloto Martín Riva, desde su casa en la ciudad de San José. "Hasta ahora sabemos que encontraron el fuselaje del avión, nosotros iremos a Montevideo cuando tengamos la certeza de que dieron con los cuerpos", agregó.
Otro tanto ocurría con la familia Rigo que, al conocer la noticia por el propio Bado, comenzó a comunicarse con todos sus allegados, entre ellos el vidente Marcelo Acquistapace que había visualizado que la aeronave había caído en los alrededores de la isla.
Ni Bado, ni los oficiales de la Armada que conducen las operaciones se atreven aún a anticipar en qué condiciones encontrarán los cuerpos. De todos modos el prestigioso buscador de tesoros submarinos dijo que la forma en que se halló la aeronave respondía a la que él y sus colaboradores habían previsto al estudiar los datos.
"Yo lo que veo es un trozo de fuselaje bastante grande, de seis a ocho metros, después se ve a 40 metros de distancia lo que parece ser la cola del avión y alrededor de todo el fuselaje una serie de pequeños objetos que habrá que ver de qué se trata", describió Bado el hallazgo anoche en el muelle naval del Puerto de Montevideo a los periodistas que aguardaban ansiosos la llegada del buque.
A juicio del buzo y de los oficiales navales es posible que el aparato se encuentre más fragmentado de lo que se pensaba. La hipótesis que tenía más fuerza hasta el momento, la que sostiene Bado también, es que el avión llegó a amerizar gracias a una última maniobra de emergencia del experiente piloto Walter Rigo, un hombre con más de 16.000 horas de vuelo. Por ello, se conjeturaba, la aeronave estaría prácticamente entera en el fondo del mar, ya que en caso contrario debió haberse hallado partes flotando en algún momento. No obstante, las primeras imágenes captadas por sonar mostrarían una cierta dispersión de fragmentos que aún no fueron identificados.
Bado, que instantes después de dar con la aeronave envió un mensaje por Facebook -"¡Acabamos de encontrar el avión! ¡Dios existe!"-, comentó más tarde y con emoción que "estaba totalmente seguro de que lo íbamos a encontrar".
Su optimismo se contagió rápidamente a sus antiguos colegas de la Armada. En las instalaciones del área naval del puerto, donde se halla el centro de coordinación de las operaciones, reinaba ese clima.
"Es una sensación agridulce", resumió el contralmirante Leonardo Alonso, que tomó la palabra durante la rueda de prensa celebrada en el Comando naval.
Las condiciones meteorológicas impedirán reanudar hoy las operaciones, advirtió el alto mando de la Armada, por lo tanto se retomarán mañana y el lunes, días en los que el pronóstico marítimo prevé condiciones favorables para estas delicadas operaciones.
"Ya se está alistando el buque ROU Vanguardia para esta etapa de las operaciones", dijo por su parte a El País el vocero de la Armada, capitán Sergio Bique.
A bordo irán nuevamente Bado y sus colaboradores, ya que sus equipos son también ahora fundamentales para delimitar el trabajo del equipo de buzos. De acuerdo a lo que se explicó, los programas de alta precisión que utiliza Bado permitirán conducir a los buzos hasta la cabina del avión donde se espera rescatar los cuerpos, prioridad absoluta ahora.
"Para una segunda etapa quedará el rescate de otros elementos, como la caja negra del avión, importantes para las investigaciones que tiene que hacer Fuerza Aérea", explicó el contralmirante Alonso.
En ello coincidió el único representante de la fuerza mili-tar hermana, el coronel Álva- ro Loureiro, vocero de Fuerza Aérea, presente anoche en el puerto. "Para la aviación siempre es importante determinar las causas de un accidente, algo que esperamos sea posible en poco tiempo", señaló.
El aparato de Air Class cayó sobre las 19.40 del pasado 6 de junio, a poco de partir del Aeropuerto de Carrasco con destino a Ezeiza. Llevaba a bordo encomiendas de la empresa postal DHL al vecino país. Hay aún numerosos aspectos por aclarar de este siniestro.
De hecho hay tres testigos, al menos uno de ellos calificado, que en el momento en que el avión fue visto por última vez en radar vieron dos grandes bolas de fuego en el cielo y en esa dirección. Así como aún no hay explicación para el tipo de falla que provocó la caída, tampoco lo hay para este fenómeno que podría indicar un estallido a bordo durante el vuelo. Pero ya queda menos para descorrer el velo sobre estas incógnitas.

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