jueves, 11 de octubre de 2012

Socios de Cosmo: pagar es impensable


Los dueños del 50% de la aerolínea Cosmo aseguraron a El País que es "impensable" que la empresa pague los US$ 137 millones que ofreció por los siete aviones de la exPluna. No fueron informados de la compra y exigen una junta de accionistas.
El tercer golpe del martillo dado sobre el atril el pasado 1° de octubre y a continuación la voz clara y fuerte del rematador Mario Stefanoli anunciando que la subasta de los siete aviones de la exPluna resultaba adjudicada por US$ 137 millones al "caballero de la derecha", representante de la hasta ese momento desconocida aerolínea española Cosmo, desataron una andanada de interrogantes, la mayoría aún sin respuestas.
Sin embargo, hay una pregunta, tal vez la más importante, que comienza a dilucidarse: Cosmo, una empresa aún en formación, sin licencia para volar, con dos aviones arrendados y con un capital que asciende a 7,6 millones de euros, compuesto en su mayoría por inmuebles (muchos de ellos hipotecados), no tiene manera de pagar los US$ 137 millones que ofreció por las aeronaves. Por lo menos así lo afirmaron ayer desde Madrid a El País dos de los socios de la polémica compañía aérea, Miguel Castro Marín y Miguel Valentín Martín Lucas, propietarios del 50% de las acciones.
También aseguraron que se enteraron de la compra "por la prensa" y que no conocen al "caballero de la derecha" que subastó los aviones y luego se supo que se trataba de Hernán Calvo, quien años atrás trabajó para el empresario Juan Carlos López Mena pero que al remate se presentó como Antonio Sánchez (su segundo nombre y segundo apellido). Los socios tampoco entienden cómo el Banco República le otorgó a Cosmo el aval por US$ 13,6 millones que le permitió presentarse al remate en tiempo y forma.

Martín Lucas y Castro Marín están peleados con los hermanos Joaquín y Antonio Álvarez Hernández (al último, administrador de Cosmo, lo denunciaron ante la justicia penal el 31 de julio), y son representados por Alberto Vidal Castañón, abogado graduado en la Universidad de Barcelona, especializado en derecho civil y penal.IMPENSABLE. Fiorán Trade S.L. posee el 99% de las acciones de Cosmo, y es propiedad en partes iguales de Miguel Valentín Martín Lucas y Joaquín Álvarez Hernández. Miguel Castro Marín es socio minoritario de Cosmo, con el 0,012% de las acciones.
Antonio Álvarez Hernández es el único administrador de la compañía y puede tomar todo tipo de decisiones sin requerir del consentimiento del resto de los accionistas -a los que de hecho no informó- aunque debe rendir cuentas una vez por año en la junta ordinaria de socios.
Desde su despacho jurídico en Madrid, Vidal aseguró ayer a El País que sus clientes están "preocupados y sorprendidos" por lo que ha ocurrido en las últimas dos semanas con su empresa. "Castro es un hombre muy vinculado al mundo aeronáutico y recibe boletines de prensa con información sobre aviación. El 2 de octubre abrió el correo y se enteró que Cosmo, su empresa, había comprado los aviones de Pluna. ¡Imagínese! No lo podía creer. Así se enteraron mis clientes del negocio", sostuvo Vidal.
"La compañía no tiene capacidad para hacer una compra como esa. Es una operación muy rara, muy extraña, algo huele mal en ese negocio. Mis clientes remitieron al administrador, vía burofax, una intimación para que se convoque a una junta extraordinaria de socios a efectos de que se explique el negocio y, en especial, cómo se va a hacer frente a esta operación millonaria para la que la empresa no tiene respaldo económico. Queremos ver si Álvarez saca un conejo de la galera", dijo el abogado.
Castro Marín es socio directo minoritario de Cosmo pero fue director general de la aerolínea desde su fundación y tiene una importante experiencia en negocios aeronáuticos. Ha sido implicado en un escándalo de corrupción por la venta de aviones y lavado de activos en otra aerolínea, caso del que deslinda toda responsabilidad (ver nota aparte). Castro Marín dio a conocer un comunicado, al que ayer tuvo acceso El País, en el que asegura que es "impensable" que Cosmo pague por los aviones.
"Desde mi posición como socio de la mercantil Cosmo, con total conocimiento de la empresa desde sus inicios, y haciendo gala de la buena relación que mantengo con el resto de socios de la misma, así como habiendo sido gerente y extrabajador de la misma, es absolutamente impensable que esta pequeña empresa nueva en el mercado aeronáutico, casi sin recorrido, con pocos medios económicos y lo que es más importante, sin un certificado de operador aéreo, pueda hacerse cargo de la compra de los aviones de Pluna por la cantidad publicada en los medios, ya que su capital social no llega ni por asomo a la cifra ofertada", afirma Castro Marín en su comunicado.
El abogado Vidal precisó que Hernán Antonio Calvo Sánchez, quien en Montevideo ofertó los US$ 137 millones por los aviones, es un desconocido para sus clientes y -según ellos- no podría ser vicepresidente de Cosmo porque la compañía no tiene un consejo de administración. "Lo conocieron por la prensa, no sabemos si el administrador general le dio un poder", afirmó.
Tampoco pudo asegurar si sus clientes conocen al empresario López Mena, quien la semana pasada negoció en Montevideo con el representante de Cosmo el arrendamiento de los siete aviones por US$ 500.000 mensuales. "Es gente del mundo aeronáutico, es posible que lo conozcan, no lo puedo garantizar", señaló.
"Mis clientes están desconcertados. Es como si una familia ganara 100 por mes y se metiera en un negocio de un millón sin que explique de dónde sacará el dinero. La empresa no dio información a sus accionistas, que se enteran de lo que ocurre por lo que día a día publica la prensa en Uruguay", señaló.
Afirmó que no se ha mantenido ningún contacto con el gobierno uruguayo. "No sabemos cuál es el recorrido, la sorpresa es total", dijo.
"La preocupación es honda porque esta decisión de comprar los aviones pone en juego el patrimonio de mis clientes en la empresa", afirmó.
Castro Marín afirmó que se desvinculó como trabajador de Cosmo -sigue como socio- el 18 de junio del presente año por las "excéntricas actitudes del administrador, así como por sus caprichosas decisiones empresariales".

"Proyecto de compañía aérea o algo parecido"

Cosmo Sociedad Limitada se constituyó el 20 de septiembre de 2011 con un capital de 9.200 euros. El 17 de enero del presente año, su capital suscrito fue ampliado a 6.109.200 euros y el 13 de febrero pasó a 7.600.000 euros. Su giro comercial es "explotación de transporte aéreo de personas, mercancías de todas las clases y correo". Tiene dos aviones Airbus 320 arrendados y realiza chárter hacia distintos puntos de Europa. Su exdirector general, Miguel Castro Marín, afirma que "es de sobra conocido en el sector aeronáutico de nuestro entorno y de nuestra región, que esta empresa (Cosmo), ni ha obtenido, ni tiene el certificado de operador aéreo, y se puede decir claramente que al día de hoy tan solo es un proyecto de compañía aérea o algo parecido, y que depende en su totalidad de Avión Express, compañía lituana con certificado de operador aéreo lituano y licencia de explotación debidamente autorizados por la Agencia Europea de Seguridad Aérea (EASA, por sus siglas en inglés), para operar sus vuelos en España. "Es necesario que quede claro que Cosmo hoy por hoy no es una compañía aérea autorizada por EASA", afirmó Castro Marín.
Querella. El 31 de julio, Miguel Castro y Miguel Valentín Martín presentaron una querella criminal contra su socio Antonio Álvarez por una "supuesta detracción patrimonial efectuada en Cosmo en su calidad de administrador único", explicó el abogado Alberto Vidal a El País.
Señaló que sus clientes acusan a Álvarez "por haber utilizado los medios de la empresa para gastos privados. Más concretamente, por la compraventa de una finca. Ahora los jueces tendrán que proceder". Por su parte, Castro Marín presentó un reclamo contra Cosmo por salarios adeudados. El socio se desempeñó desde la fundación de la empresa, el 20 de septiembre de 2011, como director general y se desvinculó el 18 de junio.

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