Sin argumentos en ofensiva, e imperdonables errores en defensa, Nacional se llevó una dura derrota en casa por 3 a 0 ante el Cruzeiro y quedó eliminado de la Copa Libertadores.
Desde el arranque mismo del partido- o incluso antes- el conjunto tricolor salió a pelear la clasificación, en lugar de ganarla. Con más discusiones que fútbol y más nerviosismo que ideas, Nacional fue en busca de los dos goles que necesitaba para clasificar.
Así, pese a los intentos, el equipo de Acevedo no fue capaz de generar una sola chance de gol, a diferencia del Cruzeiro, que se defendió bien y pegó justo en ataque.
El primer aviso llegó a los ocho minutos del primer tiempo, con un tremendo zapatazo desde afuera del área de Henrique que no fue gol gracias al travesaño, que le dijo "no". Minutos más tarde, cuando promediaba la primera mitad, un nuevo error de Sebastián Coates (que se sumó al de la ida) terminó en la apertura para el Cruzeiro.
El zaguero tricolor quiso despejar un balón en la mitad de la cancha. Sin embargo, una "pifia" increíble le permitió a Ribeiro escaparse rumbo al área, donde fue derribado por el propio Coates.
En el tiro libre Ribeiro no perdonó y con un disparo bien colocado, que dejó llamativamente parado a Muñoz, puso el 1 a 0 y le puso la moña a la serie.
Lamentablemente para Nacional, el complemento no hizo más que confirmar sus problemas y en el arranque mismo llegó el segundo para el Cruzeiro, por medio de Fabrizio.
El volante brasileño remató desde afuera del área luego de una buena jugada individual y Muñoz, sin demasiado que hacer, no pudo contener.
Tras el segundo, y con la serie liquidada, el partido se desvirtuó completamente, con dos expulsados para Nacional y uno para el Cruzeiro, que aprovechó los espacios y terminó la serie con una goleada merecida que lo coloca como serio candidato a llevarse la Copa.
Nacional ahora deberá seguir el ejemplo de su gente, que llenó el Parque Central y no dejó de alentar, pese a la goleada recibida. Ahora se vienen las finales y el golpe anímico lo puede complicar ante un Peñarol que viene invicto, entonado y como favorito.
Desde el arranque mismo del partido- o incluso antes- el conjunto tricolor salió a pelear la clasificación, en lugar de ganarla. Con más discusiones que fútbol y más nerviosismo que ideas, Nacional fue en busca de los dos goles que necesitaba para clasificar.
Así, pese a los intentos, el equipo de Acevedo no fue capaz de generar una sola chance de gol, a diferencia del Cruzeiro, que se defendió bien y pegó justo en ataque.
El primer aviso llegó a los ocho minutos del primer tiempo, con un tremendo zapatazo desde afuera del área de Henrique que no fue gol gracias al travesaño, que le dijo "no". Minutos más tarde, cuando promediaba la primera mitad, un nuevo error de Sebastián Coates (que se sumó al de la ida) terminó en la apertura para el Cruzeiro.
El zaguero tricolor quiso despejar un balón en la mitad de la cancha. Sin embargo, una "pifia" increíble le permitió a Ribeiro escaparse rumbo al área, donde fue derribado por el propio Coates.
En el tiro libre Ribeiro no perdonó y con un disparo bien colocado, que dejó llamativamente parado a Muñoz, puso el 1 a 0 y le puso la moña a la serie.
Lamentablemente para Nacional, el complemento no hizo más que confirmar sus problemas y en el arranque mismo llegó el segundo para el Cruzeiro, por medio de Fabrizio.
El volante brasileño remató desde afuera del área luego de una buena jugada individual y Muñoz, sin demasiado que hacer, no pudo contener.
Tras el segundo, y con la serie liquidada, el partido se desvirtuó completamente, con dos expulsados para Nacional y uno para el Cruzeiro, que aprovechó los espacios y terminó la serie con una goleada merecida que lo coloca como serio candidato a llevarse la Copa.
Nacional ahora deberá seguir el ejemplo de su gente, que llenó el Parque Central y no dejó de alentar, pese a la goleada recibida. Ahora se vienen las finales y el golpe anímico lo puede complicar ante un Peñarol que viene invicto, entonado y como favorito.
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