martes, 16 de octubre de 2012

"Niño de 10 años le gatilló el arma en la cabeza, el otro de 14 lo paró"


Dos taxis fueron incendiados durante los incidentes. Un ladrón de 10 años le gatilló el arma en la cabeza a uno de los taxistas. La relación de los taxis con las llamadas "zonas rojas" es cada vez más problemática y el sector se siente desprotegido.
"En treinta y dos años de trabajo en el taxi esta es la primera vez que nos pasa algo así", dijo Beliam a El País, "lamentablemente estamos regalados, salimos con miedo y no sabemos si vamos a regresar".
Su empleado, un hombre de 38 años que trabaja desde hace un par con Beliam, temió no volver a salir con vida del Marconi en la noche del domingo. Al llegar a la zona con un pasajero fue abordado por dos menores de edad, estimó que el menor y más violento tenía 10 años y el otro 14, que armas de fuego en mano le exigieron el dinero de la recaudación y el celular. "Le gatillaron en la cabeza, el más chico, si el otro más grande no lo frena lo mata, le dijo `dejalo, dejalo, no lo mates que ya nos dio la plata`, le dijo", relató Beliam a El País en la sede de la gremial única del taxi (Cpatu).
Obligado a bajar del coche al que luego prenderían fuego, el taxista logró que una familia del barrio le diera refugio mientras los incidentes iban en aumento. Le facilitaron un teléfono, con el que pudo pedir auxilio y dar señales de vida a sus propios compañeros. Aunque varios taxis llegaron hasta la zona con el fin de rescatarlo, ninguno pudo traspasar el cerco policial ya que las autoridades no podían garantizar su seguridad. Durante casi dos horas, en medio del estruendo de los disparos y los gritos, el trabajador esperó el momento y bajo la guía de los uniformados, llegó al cerco policial donde por fin recibió auxilio. El coche había quedado destruido.

Beliam se mostró profundamente preocupado por la suerte de su empleado. "Es un muy buen trabajador, goza de toda mi confianza, lo sé por la recaudación que traía y por el estado del coche cuando trabajaba él", sostuvo el dueño del taxi."Ahora quedamos tres familias como quien dice en la calle, porque el seguro no me cubre ni la tercera parte de lo que vale el auto", apuntó el propietario.
NUEVA MODALIDAD.
Por su parte, el presidente de la gremial de propietarios de taxis, Óscar Dourado, señaló que para emprendimientos como el de los coches de alquiler un golpe como este puede ser mortal. Dourado reconoció que durante los últimos meses habían bajado las rapiñas, pero en el último mes había comenzado a surgir una modalidad de atraco que estaba preocupando al gremio.
De hecho, según las estadísticas del primer semestre de 2012 del Observatorio Nacional de Violencia y Criminalidad, las rapiñas a taxis en Montevideo descendieron en un 37% respecto al año pasado.
"Nos pasó varias veces, se recibía un llamado desde teléfono fijo en una casa de la calle Trápani, cuando llegaba el coche nos rapiñaban. Se denunció a la Policía que comenzó a trabajar en el tema, pero cuando finalmente llegaron hasta la casa desde donde hacían los llamados no pudieron hacer nada hasta conseguir la orden judicial. Acá (en Marconi) empezó a pasar parecido", relató Dourado.
El incidente con el coche que pertenecía Beliam fue seguido por otro similar poco después, en la esquina de Instrucciones y San Martín. Dourado relató que el conductor dejó pasaje allí y en ese momento fue obligado a golpes a bajar del coche, que luego de robarlo fue incendiado algunas cuadras más adelante. Los dos automóviles de alquiler estaban ayer en las instalaciones de la gremial de propietarios que ahora esperan soluciones.
Además de estos dos coches que fueron totalmente incendiados, junto a varios otros particulares, hubo al menos seis denuncias de agresiones contra otros coches taxímetros durante lo más virulento de los incidentes en Marconi.
La relación de los taxis con las denominadas "zonas rojas" es cada vez más problemática. "Hacemos de ambulancia, de patrullero, le damos seguridad a los que llegan tarde de trabajar y todo por un puñado de inadaptados que son los que provocan estas cosas", apuntó el empresario.
No obstante, Dourado confió en que las autoridades logren retomar el control de la situación. "No vamos a renunciar a trabajar, no vamos aceptar que haya zonas rojas en esta ciudad, donde no se pueda entrar tranquilo", dijo.
Fuertes operativos policiales, no necesariamente como el de ayer en Marconi sino como el Programa Bus Seguro, han mostrado buenos resultados e influyeron en el descenso de las rapiñas. Algo similar venía ocurriendo con las rapiñas a taxis durante el primer semestre.
Dourado: "No vamos a aceptar que haya en esta ciudad zonas rojas y no se pueda entrar".

"Parecía un motín carcelario"

Bomberos recibió solo dos llamados por vehículos incendiados el domingo, uno a las 16.44 y otro a las 20.20, pero no pudieron asistir a ninguno de los dos. "La guardia policial que había en el lugar nos dijo que no había garantías, y como no había riesgo de vida no ingresamos", explicó el comisario Leandro Palomeque. "Hacía mucho tiempo que no nos pasaba algo así", indicó. "Lo del Marconi fue lo más parecido a un amotinamiento carcelario", dijo.

DOS VISIONES DE UN PROBLEMA

En marzo de 2010, los medios de prensa consignaban que "policías y sus familias que viven en los barrios Marconi y Borro se encuentran amenazados de muerte. En esas zonas conflictivas se registraron ataques a balazos y pedradas contra efectivos que realizaban procedimientos". Algún tiempo después, el ministro Eduardo Bonomi admitió un fenómeno al que definió como un "proceso de feudalización" en algunos barrios "donde la delincuencia busca desplazar a la Policía". En respuesta, el Ministerio del Interior implementó operativos de saturación y diseñó piezas gráficas para reafirmar el papel de la Policía, fortalecer su autoestima y el concepto de pertenencia entre el Policía y la comunidad. "En Marconi hay mucha gente que marca tarjeta. Yo los defiendo", se leía en un afiche. Tanto los operativos de saturación como la campaña generaron una polémica muy fuerte en el seno de la izquierda gobernante; los afiches despertaron objeciones, porque parecían "estigmatizar" al barrio cuando, en el fondo, pretendían "desestigmatizar" a la Policía.
Otros ministerios, como el Mides o el de Educación, procuran combatir la "estigmatización" del barrio insuflando montos millonarios en políticas sociales. La denominada "Unidad Casavalle" es una muestra. En 2010 surgió el proyecto que dio a luz, hace pocos meses, un fruto en forma de rap: "Basta ya de poner presión. Ya no estamos en la dictadura para tanta represión. Quiero que saques a mi barrio de tanta persecución", reza la letra de "Yo soy Marconi", obra de Don Cony, patrocinada por el MEC.

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